interferencias

Un divertido saltimbanqui

JOSÉ MARÍA Iñigo

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Cuando los de la discográfica me ofrecieron al entonces desconocido grupo Boney M, yo no me acababa de fiar de todos los adjetivos que insistían en adjudicarle a la banda. Así que les dije que si no lo veía no me lo creía. Recuerdo que me encontraba en una cafetería y que me preguntaron si iba a quedarme allí algún un tiempo más. Contesté que sí, que aproximadamente unos 20 minutos. Y desaparecieron y volvieron con un televisor y un vídeo que me pusieron sobre la mesa para que viera a Boney M. No daba crédito.

«Los quiero», dije sin titubear. Y fui yo quien los introdujo en España, en el programa Esta noche... fiesta, de TVE. Los presenté como lo que eran, unos desconocidos. Fue un éxito instantáneo. Eran tan frescos... Una novedad absoluta. Sobre todo por la forma de bailar y actuar de Bobby Farrell. Todo un saltimbanqui, divertido y gracioso, capaz de inventar coreografías nunca vistas.

Al día siguiente, se agotaron sus discos en España. Gracias a una sola aparición en el programa. A una sola fiesta...

El año pasado, en Barcelona, durante la grabación del programa Los mejores años, también de TVE, tuve la oportunidad de volver a ver a Bobby Farrell. Le encontré muy viejecito sin serlo, la verdad. Y él, con mi nuevo aspecto con la cabeza afeitada, al principio no me reconoció. Pero cuando le expliqué quién era, se arrodilló y me besó los pies. Y, al levantarse, me soltó: «Gracias a ti hemos vendido millones de discos en España y en toda Europa».

En realidad, no fue gracias a mí. Fue gracias a la televisión, que por aquel entonces tenía un poder inmenso, una potencia grandísimas. La verdad es que Bobby me pareció muy desmejorado. Demasiado machacado por la vida.