El díptico andaluz del Lliure de Montjuïc

Alma gitana para Lorca

Energía natural 8 Las ocho gitanas interpretan a las mujeres de la gran tragedia de Lorca.

Energía natural 8 Las ocho gitanas interpretan a las mujeres de la gran tragedia de Lorca.

JOSÉ CARLOS SORRIBES
BARCELONA

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Al norte de la ciudad de Sevilla, justo al lado de un cementerio, se desparrama El Vacie, el asentamiento chabolista más antiguo de Europa y uno de los más míseros. Muy cerca de allí, apenas a 200 metros, se instaló hace un par de años el Centro TNT (Territorio de Nuevos Tiempos), un laboratorio escénico con ánimo subversivo creado a cobijo de la compañía Atalaya, Premio Nacional de Teatro del 2008. Al poco de llegar, sus responsables auspiciaron unos talleres teatrales con mujeres y niños de El Vacie. «Si no les dáis algo de de dinero, no vendrá nadie», les avisaron.

No hubo becas, pero lo que parecía ser una estéril iniciativa social alcanzó un éxito inesperado. Tanto que de esos talleres nació lo que sus promotores llamaron una «aventura imposible». Seleccionaron a ocho gitanas, de las que solo dos apenas sabían leer, para montar La casa de Bernarda Alba. Desde su estreno en noviembre del 2009 en el TNT, el montaje se ha convertido en un fenómeno que ha hecho gira española y que irá a diversos países europeos el año próximo.

Fuerza titánica en escena

Esas mujeres, entre 18 y 55 años que casi no habían salido de El Vacie ni por supuesto habían cogido nunca un avión, estarán hoy y mañana en el Lliure de Montjuïc para representar la tragedia de Lorca. El director del teatro, Àlex Rigola, quedó cautivado por una «titánica fuerza que remonta al misterio de los orígenes del teatro y de la representación» cuando las vio en el Español de Madrid.

Pepa Gamboa fue la directora encargada de pilotar esa fuerza titánica en un reto lleno de anécdotas entre lo cómico y lo trágico. Como la resistencia de sus maridos a dejarlas ir a ensayar o a viajar, hasta el punto de que casi las obligaron a volver de Bilbao antes de una función. O que ellas solo querían ensayar después de ver el culebrón de la tele. O que Carina, hoy embarazada de cuatro meses, está pendiente de entrar en la cárcel por robar chatarra. O la paradoja de que un par de vigilantes no las dejaran entrar en el cóctel de los premios de Cultura Gitana, en los que habían sido distinguidas.

Gamboa se planteó la obra como «un trabajo profesional» y no quiso ir a El Vacie, «como si fuera un parque temático de la miseria», para inspirarse. Su dramaturgia ha reducido el texto de Lorca, y en ella se hallan tanto el imaginario del autor como el de sus protagonistas. «Es un montaje gamberro», dice, y lo ensayó como un ritual para ayudar a la memorización del texto.

De las ocho mujeres, Rocío Montero (Bernarda) es el gran descubrimiento. «Yo hago de Bernarda, pero tú eres Bernarda Alba», le dijo cuando la vio en el Español Nuria Espert, que hacía el mismo papel en la versión de Lluís Pasqual.