Cita de genios en Girona

Albert Pla, el punk que dijo 'no' a la Cançó

Fue cantautor revelación pero prefirió una ruta libre con acentos de rumba, rock y teatro

Albert Pla, con una guitarra de juguete.

Albert Pla, con una guitarra de juguete.

J. B.
BESCANÓ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando, el 28 de octubre de 1988, Albert Pla ganó el premio al mejor intérprete y a la mejor composición de la Muestra de Canción de Autor de Jaén, se quiso ver en él al joven cantautor que simbolizara el deseado relevo generacional. Le apoyaron Sisa, Pi de la Serra y Krahe, y sus dos primeros discos en catalán invitaban a verle como un geniecillo de una neo-Cançó posmoderna y un poco gamberra.

Pero Pla no jugó a eso. En su siguiente disco tiró hacia la rumba y luego le hemos visto convertido en trovador punk, artista multimedios y poeta del lado oscuro. Ha jugado con fuego: en La dejo o no la dejo dudaba sobre su relación con una terrorista, y Carta el rey melchor mostraba una mirada poco reverente a la monarquía. Cada paso ha sido una sorpresa: ahora una gira con el guitarrista gitano Diego Cortés; luego un disco electro-rock sobre las canciones de amor y droga de Pepe Sales (letrista de Bocanegra) o un montaje vídeoteatral con su compañera Judit Farrés.

Pla es el artista que no parece pensar en construir una carrera convencional ni en seguir un camino asfaltado ni previsible. Los ortodoxos de la Cançó debieron sospechar ya cuando, en sus primeros discos, tiraba de un catalán heterodoxo, con abundantes barbarismos. Albert Pla ha sido un anticantautor, un punk showman, un videoartista basura y un rumbero postizo. Irregularidades en las que se ha afirmado como artista.

Distancia forestal

Coincide con Pascal Comelade en un cierto aislamiento: de las tendencias, de los juicios externos y ya no digamos de la industria (o lo que queda de ella). Como su actual partenaire, vive en una zona rural, su medio preferido desde hace años. Sus entrevistas son un hueso duro de roer para cualquier periodista: aunque cordial, Pla parece incapaz de reflexionar en público sobre sus propuestas. ¿Es sincero o ha creado un personaje? Da igual: a veces, la retórica explicativa de los artistas esconde vacíos, entraña farsas o hincha expectativas. Pla se expone en el escenario y solo allí, y lo demás, seguramente no tiene una gran importancia.