crítica

'The Girlfriend Experience', la vida es una transacción

Nando Salvà

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Situada a principios de esta crisis económica ¿otoño del 2008¿, The Girlfriend Experience se asoma a la vida de una prostituta de lujo ¿interpretada por laporno star Sasha Grey¿ para capturar la creciente ansiedad que sufrió la clase financiera neoyorquina al contemplar cómo una era llegaba a su fin. Steven Soderbergh no hace esfuerzo alguno por penetrar de verdad en ese universo narcisista o por explicar cómo fue creado y por qué se está derrumbando. Quiere mostrar el capitalismo desde su propia perspectiva, contemplar desde dentro la vacuidad de un mundo en el que la pasión real no existe ¿de ahí la gélida y mecánica aproximación de Soderbergh al sexo¿ porque toda interacción humana es una transacción. Por eso, la película se distancia estilísticamente de su asunto tanto como sus personajes lo están de sus propias vidas, sirviéndose de ritmos visuales lánguidos, encuadres distantes, escenarios asépticos y una narrativa lineal que confirma parentescos con el cine de Godard de los 60 (Dos o tres cosas que sé de ella,Vivir su vida).

Asimismo, la película exhibe un hieratismo dramático que, en última instancia, lo incapacita para dar verdadera vida a la tragedia final de su protagonista, para dar plena forma a su moraleja sobre las consecuencias de no cuidar de las inversiones, también emocionales, que a veces somos tan incautos de hacer. La gran baza narrativa de Soderbergh se vuelve en su contra, aunque aun así queda claro el mensaje, acertado pero no original porque ya lo dijo Herbert Marcuse: en un mundo en el que el valor de cambio domina las relaciones sociales, todos están alienados. Y a menudo son los que creen tenerlo todo quienes reciben los golpes más duros.