El Romea acoge una tragicomedia familiar con el sello de Bernhard

Igual era una «animalada», avisó, pero el director teatral Josep Maria Mestres soltó una sentencia rotunda durante la presentación deAlmuerzo en casa de los Wittgenstein (Ritter, Dene, Voss). «Thomas Bernhard es el Shakespeare de nuestro tiempo». Del autor austriaco es la obra que estrena Mestres dentro del Grec, aunque la coproducción con Focus irá más allá del propio festival, que acaba el 1 de agosto. Esta tragicomedia familiar llegará mañaña al Romea, donde permanecerá hasta el 15 de agosto.

El entusiasmo de Mestres rebasó lo que suele ser costumbre antes de un estreno. «Estamos ante uno de los textos más importantes de la dramaturgia europea contemporánea. Es la obra maestra de Bernhard en el teatro por su nivel emocional». El director artístico del Romea, Calixto Bieito, ya firmó una versión hace unos 15 años y fue él quien hizo la propuesta de recuperarla a Mestres.

Ahora le toca poner en pie esta tragicomedia situada en la Viena de los años posteriores a la segunda guerra mundial. A partir del encuentro de tres hermanos de la alta burguesía austriaca repasa, de la mano del escritor austriaco, el pensamiento de la vieja Europa del siglo XX. Un repaso amargo y contundente, como la escritura de Bernhard. El autor se inspiró en la figura del filósofo Ludwig Wittgenstein y de su sobrino Paul, buen amigo suyo, para escribir la obra.

Mestres ha buscado a tres acompañantes de envergadura para encarnar a las dos hermanas actrices y ricas (trabajan cuando les apetece) y a su hermano filósofo, recién salido de una de sus estancias en un psiquiátrico. Se reúnen para una comida familiar y la historia de la pieza se desarrolla antes, durante y después del ágape. A los dos intérpretes actuales de la compañía Romea –Àngels Bassas (Ritte) y Mingo Ràfols (Voss)– se ha unido una actriz del carisma de Carmen Machi (Dene), que vuelve a Catalunya tras su reciente paso por el TNC conPlatonov.

TRES VISIONES DE LA VIDA / Esos hermanos personifican tres maneras distintas de enfocar la existencia. Ritter encarna la nihilista y desasosegada. Bene es amable e integradora. Voss vive un periplo vital peligroso. «Ellos son receptores de unos legados dolorosos de llevar, son herederos de una tradición asfixiante», apunta Mestres. Bernhard convierte a este núcleo familiar en metáfora de una época, de un mundo, en declive.

Pese al alto voltaje intelectual del texto, el director subraya su aspecto emocional. «Es como un criptograma que hay que abrir, pero el público ya lo ve abierto. No tiene que descubrir ningún acertijo. Ha de sentir, reflexionar y emocionarse».

TRAGEDIA Y HUMOR / Emoción y reflexión al unísono como corrobora Bassas. «Cada frase es filosofía pura». Ràfols, mientras, elogia un texto «complicadísimo» en el que no solo hay tragedia, «también mucho humor», casi cercano al patetismo de unos personajes cuesta abajo.

Machi destaca y elogia la compleja escritura de Bernhard, que no usaba puntuación, lo que dificulta el trabajo interpretativo. «Es un autor que me provoca mucho respeto. Espero rendirle un homenaje cada día que subamos a escena».