ROCK

Aerosmith renace en Barcelona

Una imagen promocional de Aerosmith, con Joe Perry primero por la derecha y Steve Tyler segundo por la derecha.

Una imagen promocional de Aerosmith, con Joe Perry primero por la derecha y Steve Tyler segundo por la derecha.

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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Hace solo seis meses, Aerosmith parecía a punto de romperse de una vez por todas: Joe Perry anunció que el grupo buscaba cantante para sustituir a Steven Tyler, y la noticia tenía un vago aroma a descalabro definitivo. Falsa alarma. Este domingo, el grupo de Boston resucita en el Palau Sant Jordi con todos sus integrantes en sus puestos. También sus fans, que, según la promotora Live Nation, están a punto de agotar las 18.000 entradas del recinto.

Esta gira de Aerosmith ha descolocado a los observadores. No tanto por esas señales de fractura interna, que a estas alturas llueven sobre mojado, sino porque el grupo tiene un pie fuera del mercado discográfico desde hace más de un lustro. Su última entrega con material nuevo se remonta a casi una década atrás (Just push play, 2001), y la última vez que la banda pasó por el estudio fue para grabar una discreta colección de estándares de blues (Honkin' on bobo, 2004). Desde entonces se han dedicado a entretener a sus seguidores con dos antologías y otro par de grabaciones en directo tanto en compacto como en DVD. Aerosmith reaparece tras un largo apagón creativo, aunque ha anunciado su intención de grabar un disco tras la gira.

DOBLE EDAD DE ORO / Pero no habrá canciones nuevas el domingo en el Sant Jordi, sino un repertorio de grandes éxitos que centra los focos en los dos períodos clave de la banda: mediados de los años 70 y, sobre todo, la segunda juventud que el grupo vivió entre finales de los 80 y mediados de los 90. A esa tardía hornada de hits debe Aerosmith su estatus de banda de grandes recintos. Antes, era un nombre popular en Estados Unidos pero de proyección mucho más modesta a este lado del Atlántico. Álbumes como Toys in the attic (1975) y Rocks (1976) fueron descubiertos por el gran público europeo con más de una década de retraso. La marcha de Perry en 1979 acabó por desestabilizar a la banda, pero lo mejor estaba por llegar.

El guitarrista regresó en 1984 y, un año después, otra versión de su éxito Walk this way con el dúo rapero Run DMC fue un golpe de efecto que abrió una vía para la cita de rock duro y hip hop, que inspiró fusiones posteriores como la de Anthrax y Public Enemy. Pero a Aerosmith, tras cambiar de compañía (Columbia por Geffen) le faltaba publicar un gran disco, y eso ocurrió con Permanent vacation (1987), que sacó punta a sus modales rockeros con dianas como Rag doll y Dude (Looks like a lady). Una nueva ola de hard rock norteamericano, a veces cercana al glam y distanciada de la rigidez metálica, con exponentes como Guns n'Roses, estaba a punto de dar el salto, y Aerosmith estaba colocado en la casilla correcta para ser aclamado como fuente inspiradora. La remontada se consolidó con Pump (1989), encabezado por el éxito Love in an elevator.

En el esplendor comercial del grupo jugó un papel su habilidad para cultivar la power ballad. En Pump teníamos What it takes, pero en Get a grip (1993) se multiplicaron: ahí estaban Cryin', Crazy y Amazing, acompañadas de vídeoclips protagonizados por las colegialas traviesas Alicia Silverstone y Liv Tyler, hija del cantante. Esa etapa de bonanza llegó a su fin con el débil Nine lives (1997) y su prórroga en forma de disco en directo, A little south of sanity (1998).

CUARTA VISITA / La del domingo será la cuarta actuación de Aerosmith en Barcelona, 11 años después de la última. Su debut en la ciudad se hizo esperar. En 1989, fans catalanes atraídos por el fenómeno de Pump viajaron a París, parada de una gira europea en compañía de The Cult. Hubo que aguardar hasta 1993, cuando el Palau d'Esports de Montjuïc se quedó pequeño para acoger el show de la gira Get a grip, con Mr. Big como telonero. En ese escenario volvió a actuar la banda en 1997, y dos años después llegó un asalto al Palau Sant Jordi con The Black Crowes que se quedó lejos del lleno. Se palpaba una saturación del producto.

Ahora Aerosmith ya no parece necesitar de hits recientes para abordar grandes recintos. Es un clásico, y en su regreso al Sant Jordi volcará una veintena de canciones incrustadas en el hilo musical rockero de más de tres décadas: de Dream on Livin' on the edge; de Walk this way a Crazy. La MTV ya no es lo que era, y la banda no aspira a regresar a la cresta de la ola. Pero en el museo andante de los mitos del rock no se vive nada mal.