Los estrenos de la semana

La pateada máxima

La portada del cómic de Panini.

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JUAN MANUEL FREIRE
BARCELONA

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«¿Pareceré un tipo completamente aburrido si encuentroKick-Assmoralmente reprensible y parecerá que no la he pillado?», se preguntaba el crítico Roger Ebert en su crítica deKick-Ass,a la que puntuó con una única miserable estrella y quiso considerar prácticamente un peligro para la seguridad nacional. A Ebert le molestó ver a una niña de 11 años –icónica Hit-Girl– disparando, acuchillando y pateando a mafiosos.

¿Le habría molestado igual de ser un niño quien consumara tanta matanza? ¿Y no queda claro desde el minuto cero el elevado grado satírico de la función? Preguntas, preguntas… También se pregunta uno qué pensaría Ebert del cómic de Mark Millar y John Romita Jr. detrás de todo esto: una obra subversiva –pero de verdad– que reventaba los cimientos no solo del género de los superhéroes –con cariño y conocimiento–, sino de nuestra sociedad occidental en general.

UNA VERSIÓN 'LIGHT' / Con toda su escabechina física y psicológica,Kick-Ass,la película, palidece en cuanto a atrevimiento frente aKick-Ass, el tebeo. El escocés Millar, aparente iconoclasta, no parece tener reparos en vender su alma al cine: hace unos años dejó que Hollywood rebajara el nihilismo de suWantedy lo convirtiera en unblockbuster para todos los públicos, y ahora ha aprobado otra versión softcore de una obra hardcore. El director Matthew Vaughn (Stardust) guarda un evidente entusiasmo por el material de base, pero no se ha atrevido a hacerle justicia hasta sus últimas consecuencias.

Es fácil entender que la película atenúe la ultraviolencia del original –de lo contrario habría acabado con una calificación X y no habrían recuperado un mínimo del presupuesto–, pero no tanto que arrastre los personajes y sus relaciones hacia el cliché. Por ejemplo, al héroe del título,Kick-Ass, le resulta menos difícil que a su homólogo del tebeo hacerse con los favores de la chica de sus sueños; con ello se ahorran los guionistas algún chiste crudo, pero también nos escamotean situaciones divertidas y no tan hirientes. Se añade simpatía innecesaria a personajes antipáticos. Y verbigracia de reuniones de comité, desaparecen un buen puñado de detalles gamberros, entre ellos la posibilidad de que Hit-Girl obtenga superfuerza de… la cocaína. Bueno, según ella, «un polvo mágico que me dio mi papi y que me da la fuerza de diez hombres».

Dicho esto, hay que señalar, sin embargo, aquello que la película hace mejor. La acción es superior. En lugar de simplemente copiar al dibujante y guionista Romita Jr., Vaughn ha rediseñado las escenas de acción para hacerlas más coreográficas y espectaculares; y es en ellas, con esa música tan bien encajada –Bad reputation,de Joan Jett & The Blackhearts, nunca sonó tan bien–, donde la película alcanza sus mayores cotas de emoción. Si es que, a pesar de todo,Kick-Asses recomendable. Absolutamente.