y cierre

Vergüenza ajena

OLGA Pereda

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La gente se piensa que por ser famoso eres gilipollas». La perla la soltó uno de los concursantes deAdivina quién viene a cenar, el programa con el que Antena 3 TV decidió martirizar a la audiencia el domingo por la noche. La frase no es del todo exacta. Sí lo es esta otra:«Las cadenas piensan que por tener a un famoso en la pantalla la audiencia es gilipollas (y se traga lo que sea)». Vaya programón que nos metimos entre pecho y espalda. Cómo dolió.

El espacio consiste en que un joven decide presentar a sus padres a su pareja. ¡Sorpresa! La pareja en cuestión es una persona popular. El domingo fue el turno del insufribleKiko Rivera (que nadie sabe muy bien por qué es famoso) y de lashowomanAntonia Dell'Atte(ídem). Supuestamente, hay una cámara oculta. Supuestamente, los padres no saben nada. Supuestamente, los concursantes ganan 3.000 o 5.000 euros si los presuntos padres se tragan la presunta mentira. Cuando el programa terminó (¡aleluya!), uno no podía evitar la sensación de vergüenza ajena, de tomadura de pelo, de estafa.

Adivina quien viene a cenarempezó con un plato fuerte comoKiko Rivera. Una tal Iratxe llevó a sus padres (presuntos padres) a cenar a casa deRivera. «Nosotros podemos beber alcohol, pero las mujeres no deben, ¿verdad?», se rió el hijo deIsabel Pantojahaciendo las veces de anfitrión. Si la cosa empezó así imaginenen los que tuvieron la suerte de no ver cómo continuó el programa. El cúmulo de despropósitos fue de tal envergadura que da pereza recordarlos. Basta otro dato. La supuesta madre de la tal Iratxetenía como oficio ser«limpiadora de conventos». Por favor.

El segundo plato de la noche fue, si cabe, más indigesto.Antonia Dell'Atteejerció de famosa venida a menos y no tenía ni para pagar las pizzas con las que obsequió a sus presuntos futuros suegros.

Vale que este año somos más pobres y no nos podemos ir de vacaciones y olvidarnos de la tele. Vale que es verano y las cadenas bajan la calidad. Vale que, total, un domingo por la noche no suelen abundar los planes interesantes. Todo vale, menosAdivina quien viene a cenar. Para purgar el pecado, proponemos como penitencia ver el próximo domingo por la noche la película deSpencer TracyyKatherine Hepburn. En su día (1967), fue transgresora. Hoy quizá nos parezca naíf. Pero no nos dará vergüenza ajena.