TÚ Y YO SOMOS TRES

Sin vara de mimbre y entre tricornios

Ferran MONEGAL

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Ha concluido tristemente, con una audiencia pobrísima, la que ha sido probablemente la mejor serie que nos ha ofrecido TVE en los últimos tiempos: La otra mirada.La otra mirada Una delicada –y también enérgica– sinfonía feminista que ha tenido como grandes protagonistas cuatro actrices de primera: Ana Wagener, Macarena García, Pilar López Arnaiz y Cecilia Freire. La pésima atención, el nefasto seguimiento y la ausencia de promoción, que el departamento de ficción de TVE le ha ido propinando a esta extrardinaria serie, han logrado que tenga una vida renqueante, vergonzosa, subsumida en este desbarajuste general de la cadena pública, cuyos jefes con poltrona solo están atentos a la movida política, o a las manifestaciónes de la ciudadanía, no para reflejarlas bien, sino para irlas editando, maquillando, recortando, y para que nos lleguen censuradas convenientemente. La serie concluye con Teresa entre tricornios. ¡Ah! Lorca contó que para el prendimiento de Antonio Torres Heredia se necesitaron cinco de la Benemérita. Para Teresa, la profesora más libre y estupenda de esa Escuela de señoritas sevillana, con dos tricornios hubo suficiente. Le faltó a Teresa, eso sí, despedirse con una vara de mimbre entre los dedos, como aquel hijo y nieto de Camborio cuando iba a Sevilla a ver los toros. A Teresa la vienen a detener por orden de la autoridad competente, acusada de asesinar a su propio padre, embajador en Lisboa. Y no es cierto.

Hombre, yo creo que esta serie debería  tener continuación. Ahora que llegará Rosa María Mateo, en segunda rondaRosa María Mateo –y si nadie lo estropea–  a ordenar provisionalmente TVE, que encargue una segunda temporada. Y que la cuide como se debe. Han quedado colgadas profundas historias. A Ángela, la maestra enamorada de la madre de una alumna, la vida le debe esa asignatura pendiente: el derecho a la libertad de su sexo. El caso de Roberta, la joven violada por un señorito canalla, merece un tratamiento televisivo reparador, de absoluta actualidad por otra parte, con el caso de la manadala manada en los informativos permanentemente.

Teresa, la que se ha ido entre tricornios, tiene que volver. Un juez tiene que corregir la estrábica orden. Ella no apuñaló a su padre. Ella lo único que hizo fue desclavarle el cuchillo que un matarife a sueldo le había hundido en el corazón.