Tribuna

Día Mundial de la Radio

Día Mundial de la Radio_MEDIA_1

Día Mundial de la Radio_MEDIA_1

LUIS DEL OLMO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Debemos a una iniciativa de la Academia Española de la Radio que la Unesco haya instituido el 13 de febrero como el Día Mundial de la Radio. Aunque, en verdad, la radio lo celebra todos los días. Ahora que, tras un largo navegar, Protagonistas se ha recogido en el puerto de la historia, y acabo de abandonar definitivamente mi viejo galeón radiofónico, quiero celebrar este año mi Día Mundial mirando hacia atrás con admiración, cariño y, por supuesto, un cierto toque de nostalgia.

Todo comenzó el 14 de noviembre de 1924, a las 18.30, en el Hotel Colón, cuando se efectuó la primera emisión radiofónica en España, con María Sabater, desde Radio Barcelona EAJ1. Desde entonces, nuestra querida radio está plagada de ilustres nombres. Aquellos grandes genios del micrófono, Bobby Deglané, José Luis Pécker; los maestros más cercanos y admirados, Joaquín Prat, Soler Serrano, Jorge Arandes; compañeros y competidores, rivales y hermanos, Iñaki Gabilondo, José María García, Carlos Herrera, Julia Otero, Gemma Nierga, Jordi Basté; sin olvidar a los que ya no están con nosotros, Antonio Herrero, Encarna Sánchez, Concha García Campoy…

Recuerdo noches de mi niñez, con la familia reunida en torno a antiguos receptores, que hoy colecciono con placer. Pasados los años, me veo en la estación de Ponferrada con un pesado magnetófono esperando la llegada del tren de Madrid, para entrevistar a algún famoso para la emisora de mi pueblo. Y más tarde, la larga travesía del desierto hasta la llegada de la libertad de expresión.

Tengo bien presente aquella dura escuela, cuando se buscaban anuncios bajo las piedras y nos dio lecciones magistrales José María Ballvé, un genio de la publicidad radiofónica. Tampoco puedo olvidar el lápiz rojo y las listas negras, cuando el censor de turno exigía un guion previo hasta de los partidos que se iban a emitir en directo. Fueron años en que la radio sacó matrícula de honor en paciencia y competitividad. Entonces aprendí una verdad que luego cinceló Camilo José Cela: el que resiste, gana. Y también me hizo comprender que esto de la radio no es un oficio cómodo, rutinario o autocomplaciente, sino que exige esfuerzo, responsabilidad y libertad.

Y como es lógico, mi Día Mundial de la Radio hace, entre mil músicas de fondo, un homenaje a la palabra. Por muy grande que sea una cadena, por muy avanzada que sea su tecnología, el producto final es la voz.

La radio es una congregación de voces que dialogan y contrastan pareceres, donde la espontaneidad convive con el rigor, y la improvisación con la planificación detallada. Donde no hay censura, ni presiones, ni coacciones, ni intereses creados.

La radio es un foro de libertad donde nacen las palabras, se acunan las ideas y se desarrolla la convivencia: un medio humano, donde la gente estrena su civismo y plantea cuestiones. Una fábrica de preguntas. Una universidad. La del pueblo.

Claro que tampoco puedo olvidar la crisis que golpea a las empresas de comunicación y lanza a numerosos profesionales al paro. Pero la radio continúa su labor y si las ondas se hacen más inaccesibles, utilizará internet para seguir pescando oyentes. Puede que la crisis haya frenado grandes proyectos, pero sigue viva y urgente la hazaña de sobrevivir.

En el siglo de las comunicaciones, sigue existiendo la incomunicación: el taxista, el ama de casa, el insomne y el incomprendido, el inquieto y el curioso, el inconformista y el solitario, todos tienen un amor constante a la radio, porque les informa y entretiene, les invita a participar... La radio combate el aislamiento.

Nada mejor para sentirse joven que tomar cada día una buena dosis de radio. Envejecer es inevitable, anquilosarse no lo es. La radio es joven en la medida que es una rebanada de vida, un  bocadillo de realidad, un medio que vive el presente con la intensidad de las olas que azotan la playa, un escrito a cada instante, que a cada instante se renueva.

Celebrar esta jornada es también celebrar el día mundial de la renovación. Con la ayuda de la radio combatiremos con éxito esa arteriosclerosis mental que petrifica el entusiasmo y conseguiremos ese estado de juventud que nos anima a vivir la vida, con el optimismo de quien la ve como un vaso medio lleno, que tarde o temprano, rebosará.