TRANSFORMACIÓN DE UN EQUIPAMIENTO EN EL VALLÈS ORIENTAL

De discoteca a mezquita

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hlopez34286008 14 06 2016 sant celoni nueva mezquita situada 160615150745 / ANNA MAS

HELENA LÓPEZ / SANT CELONI

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No hay vecino de Sant Celoni de entre 30 y 60 años, década arriba, década abajo -cada cuál vive o alarga la juventud y el gusto por la noche a su ritmo y manera- que no guarde algún recuerdo vinculado a esta discoteca. La primera (o la última) salida nocturna, el primer beso o aquella antológica vomitona en la calle trasera (de la que también se acordarán los vecinos que a punto estuvieron de pisarla). Durante 41 años fue una de las discoteca de referencia de este municipio y aledaños, cerró definitivamente sus puertas en el 2013 y ahora, de algún modo, ha renacido convertida en mezquita. Luz y recogimiento donde durante décadas hubo oscuridad y liviandad.

Hacía un año que el edificio estaba en obras. Ningún cartel anunciaba el negocio en el que iba a convertirse el mítico local, recordado como Soul Club para los que ya cuidan nietos, como Copa para los que están entre los 40 y los 50, o como Quatre para los de 30. El misterio se resolvió hace unos días cuando, a la entrada del local, donde otrora uno -o dos en los buenos tiempos- musculosos vigilantes pedían carnets a los más jóvenes y verificaban la corrección en el vestuario de los más mayores, se instaló una estantería que se llenó de zapatos de hombre. ¡Sorpresa! Copa se había convertido en una mezquita. Mezquita Bilali para más señas.

UN AÑO DE OBRAS

No es que no se pueda entrar con calzado deportivo, es que no se puede entrar calzado. Bonitas alfombras cubren lo que antaño fue la pista de baile. Y las paredes que aguantaron, sufrieron, hits de los 70, los 80, los 90 y los 2000 ahora no pueden ni creer el silencio que se respira en el diáfano local de poco más de 200 metros cuadrados de la calle del Doctor Barri. Aquí y ahora los brazos ya no se alzan para hacer el YMCA. Aquí se viene a rezar. "Y a aprender árabe, los más pequeños, los fines de semana", explica Bakebba Jikineh, portavoz de la comunidad. Estos días, por Ramadán, también se reúnen tras la puesta de sol para romper el ayuno en comunidad.

"Hacía años que íbamos tras el local. Necesitábamos un espacio más grande, porque antes estabámos en un bloque de pisos y no queríamos molestar a nadie", añade el hombre, de madre gambiana y padre senegalés, vecino de Sant Celoni desde 1989 y propietario del primer locutorio abierto en el muncipio. Es tarde de Ramadán y la mezquita se llena. Hombres de todas las edades -el usuario más pequeño tiene siete años- y procedencias diversas. Hay marroquís, senegaleses, gambianos y ganeses.

Tienen un contrato de alquiler con derecho a compra. "Pagamos 500 euros al mes con las cuotas de los fieles, que ponemos 10 euros mensuales cada uno. En 20 años la mezquita será nuestra", explica Jikineh.

LA ÚLTIMA ETAPA

Después de 41 años de historia, la discoteca cerró en el 2013 al no poder superar los estragos de la crisis, y tras una persistente campaña vecinal (los residentes de las fincas cercanas habían llegado a vender lotería para pagar una querella contra la discoteca por las molestias que les causaba el ritual de cada fin de semana). Iván Márquez fue propietario del Quatre, en aquella época era Quatre, desde el 2003 hasta su cierre, una década después. "Fuimos pioneros en muchas cosas y lo hicimos en un pueblo como este", apunta Márquez sin ocultar su orgullo. Antes de la invención del Facebook y de que fuera lo más normal del mundo inmortalizar cada momento del día, también cubata en mano, Márquez recorría la pista cada sábado por la noche y hacía decenas de fotografías, que colgaba en la web de la discoteca, página de visita obligada todos los lunes.

El último propietario de la última discoteca de Sant Celoni -la única pista de baile del municipio hoy está en el centro comercial, alejada del pueblo-, evoca también el importante vínculo emocional del lugar con tantas personas. "Un cliente un día me regaló una fotografía de la primera época, del señor Barri, el primer propietario, aparcando un cochazo en la puerta", recuerda con nostalgia. "Mi padre cuenta que en la época del Soul Club, en el 75 o el 76, aquí llegaron a tocar los Pop Tops", concluye.