La política policial catalana

Puig sopesa destituir a mandos de los Mossos por la crisis del informe

Felip Puig, en una imagen de la semana pasada.

Felip Puig, en una imagen de la semana pasada.

ANTONIO BAQUERO
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La aparición de un informe oculto de los Mossos, cuya existencia reveló ayer EL PERIÓDICO, ha provocado un cataclismo en la cúpula de la Conselleria d'Interior y en la estructura de mando de la policía autonómica. El documento, con fecha del 21 de noviembre, como ya hizo antes un vídeo de Solidaritat y Comunicació, deja en evidencia al conseller de Interior, Felip Puig, pues al igual que la grabación recoge que al menos un mosso sí disparó con un lanzador en el área donde él, en su comparecencia en el Parlament el 3 de diciembre, dijo que no se había efectuado ningún disparo. El revuelo ha llegado a tal punto que el conseller sopesa destituciones y se ha visto obligado a tener que volver al Parlament a dar nuevamente explicaciones.

El jueves, a las once de la mañana, Puig se reunirá a puerta cerrada con representantes de todos los partidos políticos para explicarles que cuando compareció el 3 de diciembre no conocía la existencia de ese texto y para detallarles el informe encargado por Manel Prat, director general de la Policia, el viernes pasado tras conocerse el vídeo de Solidaritat i Comunicació para aclarar la actividad policial la noche de la huelga general, cuando Ester Quintana perdió un ojo por un impacto en el paseo de Gràcia con Casp.

Pero la onda expansiva del informe no acaba ahí. Puig se siente traicionado por los mandos de los Mossos, un cuerpo por el que considera que siempre ha dado la cara. El propio Prat reconoció ayer por la mañana en TV-3 que el conseller «más que enfadado está disgustado». Incluso entre la cúpula policial ha cundido el desánimo. Como señalaron a este diario fuentes policiales que requirieron el anonimato, «lo ocurrido con este informe daña muchísimo nuestra imagen pues nos hace dar la impresión de que ocultamos información y somos una policía ingobernable mande quien mande».

RECURSOS OPERATIVOS / Fuentes del entorno del conseller explicaron que Puig no descarta tomar medidas contundentes, que pueden incluir el cese o el relevo de uno o varios comisarios implicados en la decisión de no transmitir a las alturas del departamento las conclusiones de ese informe, como Interior sostiene que sucedió. «Las medidas no se han adoptado aún pues no se quiere reaccionar en caliente, pero quizá el jueves en el Parlament se anuncien», comentaron esas fuentes.

Ahora todas las miradas se centran en el comisario Sergi Pla, responsable de la Comissaria General de Recursos Operatius. A nivel interno, según ha podido saber este diario, se ubica en el área comandada por este comisario el lugar donde alguien decidió no elevar el informe. El argumento que desde allí se ha dado para justificar que no se remitiera a instancias superiores el documento es que no se consideró relevante al no contener información concreta relativa a la mutilación sufrida por Quintana. El propio Prat reconoció: «Una persona en la cadena de mando consideró que ese documento no era lo bastante relevante. Me imagino quién ha sido y dónde se produjo el fallo».

Puig no descubrió hasta el viernes por la tarde la existencia de ese informe. El descubrimiento se produjo después de que, a raíz de la aparición del vídeo en el que se ve a un mosso disparando, el director general de la Policia anunciara la elaboración de un informe interno para determinar qué proyectiles se dispararon.

DOS HORAS / Para sorpresa de la cúpula de la conselleria, un informe de esas características les fue remitido apenas dos horas después. Cuando preguntaron cómo era posible que se hubiera elaborado tan rápido, pues son informes complejos que tardan días en hacerse, la respuesta que les dieron los mossos fue que estaba hecho desde el día 21 y que no se había tramitado antes porque no se consideraba importante.

A la indignación del conseller por no haber sido informado de la existencia de ese documento (que Interior, una vez conocido, decidió mantener en secreto), le siguió la exigencia de que el informe encargado por Prat fuera mucho más minucioso. «Se está presionando a los agentes para que detallen al milímetro sus acciones el 14-N. Puig no quiere arriesgarse a quedar por tercera vez en evidencia», explicaron fuentes policiales.