La escuela

El nuevo curso reabre la guerra política por las becas comedor

Un grupo de niños en el comedor de una escuela de Esplugues, el pasado curso 2011-2012.

Un grupo de niños en el comedor de una escuela de Esplugues, el pasado curso 2011-2012.

CARLES COLS
L'HOSPITALET

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Uno de los momentos más descorazonadores del curso escolar 2011-2012 fue descubrir las zarpas de la crisis metidas y bien arraigadas en los comedores escolares. No fue fácil digerir el relato de algunos monitores. «Por cómo comen algunos niños es evidente que la noche anterior en casa no cenaron o lo hicieron de forma escasa». Era un drama mayúsculo, inimaginable en un país que aspiraba hace nada a potencia mundial, que se agravaba por el hecho de que, siendo conocido, no se escapaba de la política de recortes. La Generalitat pagó tarde y mal el curso pasado las ayudas prometidas en becas de comedor. Obligó así a no pocas familias estadísticamente pobres a adelantar el dinero con el compromiso de que algún día lo recuperarían. El curso 2012-2013 comienza peor que el anterior.

Las cifras, a veces, son engañosas. En el Baix Llobregat, por ejemplo, se solicitaron inicialmente hace un año 8.743 ayudas de becas comedor. Este año la solicitudes son menos, 7.494. ¿Aleluya? ¿Las familias ya no necesitan ese empujón económico para llegar a fin de mes? Al contrario. Joaquim Balsera, presidente del consejo comarcal, el organismo encargado de distribuir las ayudas que debe financiar la Generalitat, teme que la crisis ha dado un paso más y que muchas familias ya no pueden ni siquiera asumir la parte que les corresponde de los gastos del almuerzo escolar (el 50%, si son beneficiarios de una beca). Algunos de los niños que el curso pasado, como mínimo, comían bien en la escuela ahora irán a casa a comer. Es como si la malnutrición (si se confirman los peores presagios) se alejara de los focos y se pasara a la clandestinidad.

Que se avecina un curso movido es evidente por cómo algunas administraciones están cavando ya las trincheras. El Ayuntamiento de L'Hospitalet, por ejemplo, acaba de firmar un acuerdo con el Consell Comarcal del Barcelonès por el que el municipio se compromete a echar mano de sus arcas para que «las escuelas reciban puntualmente las ayudas del coste del comedor». Dicho de otro modo, L'Hospitalet da por hecho que la Generalitat pagará tarde y mal. El curso pasado, ese ayuntamiento ya destinó 200.000 euros a paliar esa disparatada situación por la que los más necesitados financian a la Administración autonómica.

También el Baix Llobregat se prepara para que el conflicto no le estalle a medio curso, como sucedió la pasada primavera. Le basta echar un vistazo a la carpeta de deudas pendientes de cobro para intuir la que se avecina. La Generalitat debe al Consell Comarcal del Baix Llobregat nueve millones de euros, de los cuales 3,6 corresponden a becas escolares (comedor y transporte, sobre todo). El propósito del consejo comarcal es que este año, quien resulte beneficiado con la concesión de la beca, viva con la tranquilidad de que le cubrirá todos los días lectivos del curso. El año pasado solo se consiguió gracias a una aportación extraordinaria a última hora de la Diputación de Barcelona. La contrapartida será que este curso unas 800 familias (las menos pobres de las pobres) se quedarán sin beca. «Nos gustaría que la Generalitat estuviera a la altura de las circunstancias, pero mientras tendremos que ajustarnos a los recursos que realmente tenemos», afirma Balsera.

ALMUERZOS PATROCINADOS POR... / En realidad, hay más síntomas de que el curso que dará comienzo la próxima semana será controvertido por más cuestiones que las simplemente académicas. Balsera, por ejemplo, confesó ayer que como presidente del Consell Comarcal del Baix Llobregat ha comenzado a hacer algo impensable hace pocos años. Busca fundaciones dispuestas a poner su nombre en la buena causa de garantizar una correcta alimentación de los niños en las escuelas de primaria. La precisión (...de primaria) es importante aquí, porque una de las consecuencias desconocidas del horario intensivo por el que han optado muchos institutos es que no da derecho a beca de comedor. Ese será otro problema, avisa Balsera.