Los premios de EL PERIÓDICO

Joaquim Maria Puyal: "Vivir es creer en algo"

Joaquim Maria Puyal, el flamante Català de l'Any, pronunció la noche del martes un remarcable discurso de aceptación del premio anual instituido por el Grupo Z. Por el interés de los conceptos y las observaciones del periodista galardonado, EL PERIÓDICO reproduce íntegramente el parlamento de Puyal, revisado ayer por el autor para adaptar su intervención oral al lenguaje escrito.

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Un beso para todos vosotros, que estáis aquí, para todos los que nos ven por televisión y nos escuchan por la radio, y también para toda la gente que ha participado en esta iniciativa. Mi primera palabra de hoy debe ser una palabra de reconocimiento sincero a la labor del doctor Josep Brugada, que es un trabajo extraordinario. Antes ha habido un momento en que él se ha emocionado cuando una madre decía que su hijo vivía. Esto es lo más grande que hay en el mundo: la vida. En este reconocimiento también debe haber un espacio para Laia Sanz, quien a pesar de su juventud ha sabido hacer dos cosas dificilísimas: la primera, no caer en la trampa de la vanidad cuando llega el éxito y seguir luchando; y la segunda, mantener la ilusión y el esfuerzo cuando, con muy pocos recursos, se abría paso en este mundo tan difícil, como bien sabemos los que nos dedicamos al periodismo deportivo.

Dicho esto, me apetece proclamar que yo no soy el Català de l'Any. Yo ya sé que no soy el Català de l'Any. El Català de l'Any es ese ciudadano, esa ciudadana que sufre los recortes, que sufre directamente, en su casa, la crisis. Ese pequeño empresario que es pagador y que no puede pagar porque no cobra lo que le deben. Esa madre de familia que tiene dificultades para llegar a fin de mes. Esas personas mayores que han estado ahorrando toda la vida y que ahora se dan cuenta de que no tienen sus ahorros como quisieran. También esos chicos que no encuentran trabajo. Hoy oía una noticia según la que la crisis afecta cada vez más a los niños.

EL CATALÀ DE L'ANY es la gente que cuida de las personas enfermas, la gente que tiene ancianos con patologías seniles y que está dando testimonio cada día de su cariño, de su estima, tragándose el dolor que va en aumento a medida que esa persona va perdiendo facultades. El Català de l'Any es quien lucha contra el cáncer, con persistencia, con coraje, manteniendo la confianza que dan expertos como el doctor Brugada. En efecto, la investigación y los resultados satisfactorios en tantas personas que vencen a la enfermedad son un estímulo para continuar esforzándose. Y aquí es adonde voy a parar.

Lo que me parece más extraordinario es la fuerza que tiene esta gente, como esa otra energía que alimenta los movimientos sociales. Es una fuerza que sale de dentro. Potente y altruista. Es la convicción íntima para continuar luchando por una idea. Vivir es eso. Vivir es creer en algo y actuar conforme a la propia convicción. Por lo tanto, también mi primera palabra debe ser de reconocimiento hacia todas estas personas. La gente me ha votado para que yo diga esto, ahora.

LA SEGUNDA IDEA que quiero decir es que yo soy un periodista y que acepto este honor en nombre de los periodistas. El periodismo es un trabajo muy importante en nuestra sociedad. Muy importante. ¿Por qué? Porque la libre circulación de ideas y la explicación de la realidad desde una diversidad de ópticas por parte de profesionales honrados es lo que nos permite a los ciudadanos disponer de informaciones fiables. Esta es la gran diferencia entre la información avalada por un discurso de un profesional y la información que circula libremente por la red y que no tiene avales. Por eso es tan importante el periodismo, por la exigencia a que se obliga quien lo ejerce, que es la garantía para el receptor.

Se habla mucho de la crisis de la prensa. Ciertamente, es una crisis importante. Yo me pongo en la piel de los industriales de prensa y comprendo que tienen un papel dificilísimo: el precio del papel, la irrupción de la prensa gratuita, la influencia de las nuevas tecnologías, los cambios de hábitos de los lectores, la red, la caída de la publicidad, la crisis general, etcétera. ¿Qué puedo decir yo ahora y aquí, teniendo a Antonio Asensio a mi lado? Pero más allá de esta crisis, más profunda que la crisis de la prensa es la crisis del periodismo. Porque el periodismo es una de las actividades esenciales de la sociedad democrática. La democracia se basa en la libertad y no puede haber libertad si no hay información. Porque sin información es imposible conformar un criterio y sin criterio no se puede hacer el ejercicio de la elección.

YO SOY UN COMUNICADOR extraordinariamente afortunado. He tenido mucha suerte en mi vida profesional. Es verdad, hago lo que me gusta. A veces he dicho que me gusta tanto que no haría otra cosa. Además, siempre he tenido la ayuda de equipos profesionales de alta capacidad. Pero también es cierto que cuando observo mi entorno veo a muchas personas, muchos colegas, muchos compañeros que no trabajan en las condiciones adecuadas. Esto, evidentemente, me preocupa. La profesión está amenazada y la amenaza al oficio tiene varias razones. Se entenderá pues que, en estas circunstancias, lance un grito a favor del periodismo, un grito a favor de la circulación de mensajes acreditados por personas responsables que, dando voz a la pluralidad, puedan servir a los ciudadanos de la democracia.

DESDE ESTE PUNTO de vista, la crisis del periodismo es mundial. Los poderes cada vez influyen más directamente sobre la producción de los mensajes y nosotros, los periodistas, cada vez tenemos un espacio más y más estrecho para nuestra actuación. Si les hablo concretamente de Catalunya, no hace falta que diga que nuestro pueblo tiene un universo simbólico y un marco referencial que solo podemos mantener y fortalecer desde los mensajes colectivos. E iniciativas como la de los diarios, la radio y la televisión en catalán son claves para alcanzar este objetivo. En el caso de la televisión, tenemos el eje de TV-3, que es esencial para nuestro sistema comunicativo y para nuestro futuro.

Comprenderán que con este panorama yo, como periodista, no puedo venir aquí, sonreír, recibir el premio, poner buena cara para la foto e irme. Me permitirán que en este momento, abusando de su atención y de la de todas las personas que nos ven en directo por TV-3 o nos escuchan por otros canales, como Catalunya Ràdio, yo haga una breve referencia a una idea que durante toda la noche ha planeado en el ambiente de esta gala. Desde el discurso de la portavoz del movimiento contra el desahucio hasta las palabras delpresidentde la Generalitat se ha evidenciado la preocupación por la complejidad de la crisis social del momento. Es una preocupación que ahora nos embarga a todos. Y un periodista debe estar comprometido con la sociedad.

¿QUÉ NOS HA PASADO? Hemos cometido, al menos, un inmenso error: confundir la felicidad con el dinero. La degradación económica actual es un exponente de la degradación moral. Hemos perdido los papeles. Nos hemos acostumbrado a vivir bien, hemos olvidado la cultura del esfuerzo y hemos visto cómo algunos políticos descarados y algunos negociantes sin escrúpulos han hecho con el dinero lo que les ha convenido. Comprobamos también cómo a menudo la cuantificación arrincona la calificación. Pero la responsabilidad de todo esto recae en el conjunto de la sociedad. Está claro que necesitamos discursos lúcidos, pensadores clarividentes e ideas para encontrar líneas válidas de referencia. Sin embargo, no tenemos más remedio que analizarnos también a nosotros y, haciéndolo, revisar nuestra conducta personal.

Antes, Sílvia Pérez Cruz hablaba de los maestros. ¡Qué bonito, oír hablar de los maestros! Y mientras la escuchaba yo pensaba en cuánto respeto, cuánta autoridad han perdido los maestros en nuestras escuelas. Yo creo, amigos, que hemos debilitado figuras esenciales de nuestro escenario social. Y eso no es culpa de los políticos caraduras ni de los banqueros ambiciosos que han hecho del Reino el imperio de la codicia. No. Esto también es culpa nuestra, de todos nosotros, de los que tenemos hijos a los que llevamos a la escuela, a los que permitimos determinados comportamientos y actitudes. Y hablando de la enseñanza ¿qué hay que hacer para que sea reconocido el valor de las humanidades?

Esta crisis nos afecta a todos. Y solo si todos juntos nos damos la mano y tenemos una buena hoja de ruta para salir del envite encontraremos en el horizonte el norte hacia donde debemos aproar nuestro esfuerzo. Un economista podría decirnos: «Hay que aumentar los recortes». Otro diría: «Hace falta potenciar el crecimiento y distribuir el esfuerzo». Bueno, yo no sé cuáles son las fórmulas porque de eso tampoco sé. Lo que sí sé es que, se haga lo que se haga, deberíamos tener siempre presente el interés social y la ambición de las aspiraciones de nuestro pueblo.

HACE UN MOMENTO, elpresident de la Generalitat ha hecho una referencia a las características de los candidatos a ser Català de l'Any. Y yo he recordado una frase que él dijo no hace ni cuarenta y ocho horas. «Hay gente que hace trampas en el solitario». Que haya gente que llegue a ser tan tramposa que incluso haga trampas cuando juega al solitario... ¡Es una manera de engañarte a ti mismo! Si me lo permite,president, ya que antes me ha hecho una referencia personal, le diré que a mí usted siempre me ha parecido una persona honrada, que no hace trampas. Pero también le diré, con sinceridad, ahora que no nos escucha ni nos ve casi nadie, que a veces me ha parecido ver en usted, en eso que los teóricos como el doctor Sebastià Serrano llaman las microexpresiones, una chispa de soledad en la mirada. Como si se enfrentara a una multitud de problemas, con honradez y entusiasmo, sí, pero también con un punto de incomprensión. Como ese bote que lucha contra la tramontana que lo quiere arrastrar. Como un navegante solitario en medio del océano y la tormenta.

Yo me permitiría decirle, con todo el respeto, que si alguna vez se siente así o le pasa eso por la cabeza,president,sepa usted que tiene a un pueblo detrás. Y que el futuro de nuestro pueblo depende solo de nosotros, de vosotros. Depende solo de nuestra capacidad de hallar un discurso común; de nuestra capacidad, con coraje, con empuje, con audacia, con osadía si es preciso, basada en elementos firmes de convicción e inteligencia, de hallar un discurso común, porque, como me apeteció decir en el pregón de La Mercè, los catalanes, si vamos juntos, somos imbatibles.

EL DÍA QUE HICE ese pregón, el alcalde Trias oyó la frase, y después se la he oído repetir con frecuencia. Gracias. Quiero dar las gracias, como es natural, a EL PERIÓDICO, a don Antonio Asensio; al director del diario, nuestro amigo Enric Hernàndez; a todas las personas que han participado, a todos los compañeros de TV-3, a todos los compañeros de Catalunya Ràdio, a todos los colegas que antes se han deshecho en comentarios inmerecidos y llenos de afecto hacia mi persona y a todos los compañeros de profesión que ahora están trabajando en este acto. Y les quiero dar muy directamente las gracias a todos ustedes por acompañarme. Buenas noches a todos».