Cambios en la población estudiantil

Insuficiente en institutos

La comunidad educativa advierte del déficit de centros de secundaria de algunas ciudades

M. J. I.
SANT VICENÇ DELS HORTS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Que en los próximos años vayan a llegar a las escuelas menos alumnos que en los cursos anteriores no significa, en absoluto, que el sistema educativo vaya a perder estudiantes. Al menos, no de momento. De entrada, porque las generaciones que van ingresando en P3 siguen siendo más numerosas que las que se gradúan (ya sea en segundo de bachillerato o en ciclos de formación profesional) y, en segundo lugar, porque, en vista de cómo está el mercado laboral, los estudiantes están prolongando durante más tiempo sus estudios, permanecen más años en el sistema.

Lo que realmente preocupa a la comunidad educativa -y a la Administración- es el problema que se avecina en secundaria. Basta con hacer una simple proyección para comprobar que muy pronto el grueso de los escolares estará ya en la ESO. Dentro de seis años, en esta etapa educativa, habrá casi 78.000 alumnos más que los que hay ahora. El pronóstico se basa en el repunte de la natalidad registrado en Catalunya entre los años 2000 y 2008 (año en que nacieron casi 90.000 niños) y lo que los demógrafos definen como fenómeno acordeón.

Así, la previsión que baraja, por ejemplo, el Consorci d'Educació de Barcelona dice que a partir del curso 2019-2020, las aulas de primaria de la capital catalana empezarán a vaciarse, mientras que los institutos irán necesitando más espacio a partir del próximo curso 2014-2015. Y, atención: la solución no puede improvisarse.

Planificación y presupuesto

Cada vez son más las voces que avisan de la falta de centros de secundaria que padecen muchas poblaciones catalanas, donde, en cambio, hace unos años se apostó fuerte por la construcción de nuevas escuelas. «Un centro educativo necesita de una planificación previa y de al menos dos o tres años de obras y, ahora mismo, no parece que Ensenyament tenga planes al respecto», objetaba recientemente Jaume Aguilar, presidente del MUCE. Además, la situación financiera de la Generalitat tampoco ha permitido estos últimos años a la conselleria disponer de los recursos necesarios, de modo que algunos de los proyectos de nuevos centros que ya estaban previstos van a tener que conformarse con barracones.

Con todo, la consellera Irene Rigau aseguraba en una comparecencia parlamentaria el pasado jueves que su departamento está trabajando en el asunto. «Hay un elemento capital, que es la demografía, en las necesidades de escolarización, a las que vamos a dar satisfacción a través de fórmulas diversas», dijo Rigau al ser interpelada sobre los institutos-escuela. «Los cambios demográficos que están registrando algunas poblaciones pueden hacer modificar proyectos ya existentes», adelantó la titular de Ensenyament, que no desveló, sin embargo, cómo serán los centros que acojan a ese grueso de estudiantes de ESO.

La fórmula de los institutos-escuela (actualmente funcionan 17 centros de este tipo, dijo Rigau) está recogida en la ley de educación de Catalunya (LEC) y es por la que apuestan diversas federaciones de padres, especialmente la Fapaes, con gran implantación en la secundaria. Con estos centros, en los que estudian alumnos de infantil, primaria y secundaria -como en muchos concertados-, se solucionarían los inminentes problemas de falta de institutos, pero, en opinión de la consellera, esta solución acarrea trabas organizativas y de dirección. «El Consell Superior d'Avaluació está mirando cada centro», afirmó.