SÍNODO EN LONDRES

Inglaterra, sin obispas

Mujer y madre  Una sacerdote y su hija, en un receso del sínodo, ayer en Londres.

Mujer y madre Una sacerdote y su hija, en un receso del sínodo, ayer en Londres.

BEGOÑA ARCE
LONDRES

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Las mujeres sacerdotes seguirán estando relegadas y discriminadas en la Iglesia de Inglaterra. El Sínodo General anglicano, reunido desde el lunes en Londres, rechazó anoche, por un puñado de votos, la ordenación de obispas. El resultado rompió los pronósticos y fue recibido en Church House con estupor por la mayoría de los presentes y las lágrimas de algunas de las participantes.

La controvertida propuesta obtuvo el respaldo masivo del sínodo, pero para su aprobación hacían falta dos tercios de los votos en las tres cámaras de la institución: obispos, clérigos y seglares. Fue en esta última donde los tradicionalistas, evangélicos y anglocatólicos, muy activos en su campaña, se impusieron. La cúpula eclesiástica tiene previsto reunirse hoy para analizar la crisis creada por el rechazo, que va en contra del sentir general de los feligreses y del país.

«Es muy lamentable que hayamos perdido-reconocía claramente contrariado el arzobispo de Norwich, portavoz del sínodo-.La cuestión es que 42 de las 44 diócesis habían votado a favor de la ordenación y creo que más de las tres cuartas partes del sínodo lo han hecho también. Hay muchas cosas que examinar y analizar».

Los tradicionalistas invocan lasEscrituraspara oponerse a la consagración de las mujeres, que como obispas tendrían la tarea de ordenar sacerdotes. Eso es algo que desde su punto de vista es teológicamente imposible. Otros hacen hincapié en que un paso así separaría aún más a los anglicanos de la Iglesia católica, entorpeciendo el diálogo y el entendimiento entre ambos.

El debate ha venido provocando graves fricciones a lo largo de los últimos 12 años. Los reformistas terminaron haciendo grandes concesiones a fin de desbloquear la situación. Se aceptó que las parroquias que no desearan estar bajo la tutela de una mujer obispo pudieran optar por un varón. Pero ni siquiera ese compromiso, en detrimento de la igualdad de sexos, ha servido para convencer a los más retrógrados. Tampoco sirvió que 60 clérigos tradicionalistas, incluidos cinco obispos y 900 seglares, desertaran y se pasaran a la Iglesia católica, temiendo un cambio que finalmente no se ha producido.

«Los apóstoles eran hombres y eso es sobre lo que la Iglesia se ha construido», argumentaba uno de los opositores.«Esta parte tradicional de la Iglesia de Inglaterra es la que está creciendo más y la más activa. Creo que eso es lo que ilustra el voto de hoy. Debemos tomar muy en serio esta circunstancia»,señalaba uno de los miembros reformistas del sínodo.

El resultado es un golpe tanto para el arzobispo de Canterbury saliente, el liberal Rowan Williams, como para su sucesor, el más conservador Justin Welby, un antiguo ejecutivo del petróleo, designado hace apenas una semana, que tomará posesión del cargo en enero. Ambos están a favor de la ordenación y ambos deseaban fervientemente zanjar el asunto de una vez por todas.«Espero que nos liberemos a nosotros mismos. Rezo para que sea así», había dicho Williams a los participantes. Pero sus plegarias no fueron escuchadas y tras el resultado adverso, reconoció haberlo recibido «con una profunda y personal tristeza».

En opinión de George Pitcher, sacerdote y antiguo consejero del arzobispo de Canterbury, Welby hereda ahora un cáliz envenenado:«Este fracaso puede marcar y obstruir completamente todo su arzobispado».

Elnode ayer se produce 20 años después de que se diera paso a la consagración de mujeres como sacerdotes. Actualmente hay 3.935 de ellas, frente a 8.087 hombres, y casi la mitad de las nuevas ordenaciones son femeninas. Las comunidades anglicanas en otros países, como Canadá, Australia y Suazilandia, ya tienen obispas. Inglaterra, que debería dar ejemplo, ha de seguir esperando al menos otros cinco años para poder reconsiderar una decisión que va muy por detrás del sentir mayoritario de la comunidad a la que la Iglesia debe servir .