Un bisabuelo muy activo

Pese a su avanzada edad, Pyros ha sido visto esta primavera cortejando a varias hembras

E. V.
LLEIDA

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Son muchos los que hace años que pronostican el fin de la actividad reproductiva y también de la vida de Pyros. Pero el oso, de 26 años (la edad media de la especie es de 30 años), no quiere parar el ritmo y mantiene una frenética actividad sexual. Quiere alargar su fecha de caducidad y año tras año aporta nuevos cachorros a los que se les ve deambulando por los bucólicos parajes pirenaicos. Esta primavera se le ha vuelto a ver cortejando a varias hembras.

La veteranía es un plus y Pyros no duda en sacar las garras para ahuyentar a los otros machos que se atreven a hacerle competencia. De hecho, es el único macho reproductor efectivo en el Pirineo. No tiene rival que le haga sombra. Vive en la cordillera desde hace 17 años y es el amo y señor del territorio. Pyros desafía la genética alargando todo lo posible la línea de su peculiar árbol genealógico. Y es que es, por ejemplo, el padre, el abuelo y el bisabuelo de los osos Boavi y Moonboots. Todos los machos adultos, a excepción de Balou, llevan su sangre. Sus genes están presentes en toda la cordillera y parece que no está dispuesto a dejar de aumentar su extensa familia.

Aubèrta, la pródiga

Su último cachorro conocido es Aubèrta, la hembra de tan solo tres meses de edad que apareció a mediados de abril en el patio de un vecino de la localidad aranesa de Aubèrt, tras separarse de su madre por motivos que aún se desconocen. La osita no es solo su hija sino que es a la vez su nieta. Así lo han constatado los análisis genéticos que se le practicaron. La revelación del progenitor no ha sido una sorpresa para sus cuidadores, que ya intuían que el veterano del Pirineo estaría detrás de su paternidad.

La cría descarriada vive desde hace un par de semanas en un cercado situado en una zona de bosque natural, de una superficie de unos 5.000 metros cuadrados. Las autoridades aranesas mantienen la ubicación en secreto para evitar las visitas de curiosos. «Estuvo un par de días desubicada, menos activa, pero ahora podemos decir que la adaptación está siendo buena», explica Ivan Afonso, técnico de Medio Ambiente del Conselh Generau d'Aran.

Los cuidadores de Aubèrta respiran tranquilos. Sin embargo, hace poco más de un mes llegaron a temer por su vida. Era la primera vez que tenían constancia de que un cachorro se separaba de su madre y tenían que hacerse cargo de su supervivencia. Ahora están pendientes de practicar al cachorro un exhausto análisis veterinario para determinar su estado de salud.

Una de las preocupaciones de los agentes rurales era que la osezna se familiarizara con el hombre, ya que si esto pasaba la única posibilidad sería criarla de por vida en un centro de fauna en cautividad. Todo parece indicar que no va a ser así. «Evita a los cuidadores y eso es buena señal», explica Afonso. Los técnicos confían en que en un futuro no muy lejano Aubèrta pueda sobrevivir en libertad de manera autónoma. Su liberación está prevista para otoño, antes de iniciarse el periodo de hibernación.