POCA OFERTA LÚDICA PARA EL PARÓN INVERNAL

Alumnos a la intemperie

En clase 8 Estudiantes de la escuela Ocata, de El Masnou, miran una película en un aula, esta semana.

En clase 8 Estudiantes de la escuela Ocata, de El Masnou, miran una película en un aula, esta semana.

J. C.
BARCELONA

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Al poco de conocerse la propuesta de calendario escolar apadrinada por el conseller Ernest Maragall, la Federació d'Associacions de Pares d'Alumnes de Catalunya (FAPAC) no tardó en identificar el talón de Aquiles de la iniciativa: si no era obligatorio mantener los centros educativos abiertos a las actividades extraescolares, a no ser que de forma autónoma cada uno de ellos decidiera lo contrario, la semana blanca acabaría convirtiéndose en «un desbarajuste organizativo». Máxime si la responsabilidad de procurar una alternativa a las clases que resultara económicamente atractiva para las familias recaía en manos de unas asociaciones de padres debilitadas y de unos ayuntamientos con las arcas exhaustas.

El paso de los meses ha otorgado mayor credibilidad a aquella acusación temprana. Aunque no hay datos sobre el número de escuelas que cuentan con un programa de actividades durante la semana blanca, un sondeo entre las entidades de ocio, los sindicatos y los directores de centros educativos deja entrever que un buen número de escuelas carecen de planes alternativos a las clases para sus alumnos.

Esa situación se reproduce por doquier en poblaciones de tamaño medio. Es el caso de Masnou (Maresme), con más de 22.000 habitantes, donde el ayuntamiento gobernado por el PSC e ICV descartó meses atrás la posibilidad de contribuir a organizar y financiar un casal, como los que se diseñan en época estival, para acomodar al alumnado durante la semana invernal de vacaciones, que en la comarca se ha fijado entre el 28 de febrero y el 4 de marzo. El volumen de la partida económica habilitada por el Govern en subvenciones, considerada a todas luces insuficiente, resultó decisivo a la hora de renunciar a ello.

Más abuelos que esquí

Ante la situación creada, y a última hora, ha surgido alguna asociación de padres, como la de la escuela Marinada, que se ha movilizado para tratar de paliar los inconvenientes que provocará el nuevo periodo vacacional para las familias, pero únicamente alcanza a satisfacer las demandas de sus asociados. El director del centro, Santiago Puig, cuenta que una treientena de las 180 familias de la escuela han mostrado interés en contratar un servicio similar al de una ludoteca después de un sondeo para dar con potenciales usuarios. El resto de las familias «dejarán a los niños con los abuelos o han pedido una semana de vacaciones» para poder atender a sus hijos. Los menos irán a esquiar, como vaticinó en su día Ernest Maragall que podía ocurrir.

En otros centros educativos de la población, las familias se resignan a hacer cábalas sobre una eventual revocación de la medida por parte del nuevo Govern, una decisión que el director de la escuela Ocata, Jordi Navarro, tampoco cree adecuada. «Hay familias, aunque sean unas pocas, que han contratado un viaje y maestros que tienen sus vacaciones organizadas durante esta semana», alerta, así que el remedio no está libre de efectos secundarios.

Entre los representantes de los sindicatos el anuncio de que el próximo Govern se propone acabar de inmediato con la semana blanca, aunque sea de forma parcial, suscita cierta incredulidad. La secretaria general de la federación de enseñanza de CCOO, Montserrat Ros, cree que «resulta muy complicado» deshacer un calendario que no podía haberse confeccionado «de peor manera» sin esperar al próximo curso.