Una marea humana en Bilbao reta a Rajoy a dar pasos en favor de la paz

Vista aérea de la manifestación que recorrió ayer las calles de Bilbao.

Vista aérea de la manifestación que recorrió ayer las calles de Bilbao.

AITOR UBARRETXENA / BILBAO

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Decenas de miles de personas, más de 100.000 según la Policía Municipal, colapsaron ayer Bilbao convocadas por todos los partidos y sindicados nacionalistas. La pancarta con el lema Derechos humanos. Acuerdo. Paz apenas pudo abrirse paso entre las abarrotadas calles de la capital vizcaína, que acogió una de las movilizaciones más masivas que se recuerdan en Euskadi. La base social del PNV respondió al llamamiento de urgencia realizado la víspera y se sumó a una marcha que sustituía a la que todos los años realiza la izquierda aberzale en favor de los presos de ETA. Sin embargo, los dirigentes peneuvistas advirtieron de que este apoyo es «excepcional», motivado por la prohibición de la Audiencia Nacional de la marcha inicialmente prevista, y con el objetivo de «consolidar un escenario de paz y convivencia».

Hasta media hora antes del inicio de la marcha, con el centro de Bilbao abarrotado, no se sabía si finalmente iba a estar autorizada. Finalmente, el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno la permitió al considerar que no había coincidencias con la prohibida el viernes por Eloy Velasco. Moreno se basó en informes de la Policía, la Guardia Civil y la Ertzaintza, y concluyó que eran «diferentes» y que «ni siquiera indiciariamente» concurrían los elementos exigidos para tipificar los hechos como enaltecimiento del terrorismo.

Aunque la manifestación pretendía ser silenciosa, se escucharon numerosos gritos en favor de la amnistía de los presos de ETA y de su regreso a Euskadi. Cuando la marcha estaba cerca de su término, apareció de una de las calles cercanas una columna formada por familiares de reclusos y se incorporó a la parte delantera. Tras hora y media de dificultades, la pancarta logró llegar al Ayuntamiento de Bilbao. No hubo acto final, por lo que parte de los manifestantes optaron por entonar una canción que reclama la vuelta a casa de los presos etarras.

REPRESENTACIÓN CATALANA / A diferencia de las manifestaciones que convoca en solitario la izquierda aberzale, apenas hubo pancartas y banderas, salvo la que abría la movilización y era portada por ciudadanos anónimos. En una segunda fila se encontraban numerosos dirigentes del PNV y de las fuerzas que integran la coalición EH Bildu. Como estaba previsto, no hubo representación oficial del Gobierno vasco, aunque sí acudió la presidenta del Parlamento autonómico, Bakartxo Tejeria, del PNV; el diputado general de Guipúzcoa, Martín Garitano, de Bildu; y el de Vizcaya, José Luis Bilbao, del PNV también. Junto a ellos se encontraba la senadora de ERC Esther Capella y los secretarios generales de los sindicatos ELA y LAB, Adolfo Muñoz y Ainhoa Etxaide. También acudieron representantes de la CUP y EUiA.

La protesta reunió de nuevo en la calle a militantes del PNV y de la izquierda aberzale, en una movilización que recordaba a la celebrada en 1999 en tiempos del Acuerdo de Lizarra. Aunque desde entonces ambas fuerzas han coincidido en algunas marchas, como la convocada contra el proceso Bateragune, las experiencias más recientes habían sido mucho menos multitudinarias y más incómodas para los peneuvistas. Joseba Egibar, portavoz parlamentario del PNV, aseguró que se trataba de una cita «excepcional», motivada por la necesidad de hacer frente a la prohibición de la marcha organizada por Tantaz tanta (Gota a gota). Admitió que acudían en auxilio de los convocantes por un «ejercicio de responsabilidad» que no iba a ser «fácil» para muchos militantes del PNV, pero lo justificó en la necesidad de «consolidar» la paz y «decir stop a la Audiencia Nacional».

Sin embargo, PNV y EH Bildu mantienen una profunda desconfianza mutua. Los peneuvistas comprueban a diario cómo la izquierda aberzale esgrime la apuesta independentista como único referente, una estrategia que apenas deja opción para alcanzar acuerdos. Desde el mundo de Sortu se ve al PNV como un partido autonomista que busca la creación de un Estado vasco. La marcha de ayer revela que su mayor conexión es el rechazo al Gobierno español, pero la unidad de acción nacionalista sigue siendo una quimera.

EL DILEMA / En todo caso, la protesta desatascó una situación muy complicada. Tras la prohibición de la convocatoria inicial, la izquierda aberzale se enfrentaba a un dilema: desafiar a la Audiencia Nacional como le reclamaban sus bases y salir a la calle o certificar su apuesta por vías democráticas y pacíficas, como proclaman sus dirigentes, y anular la protesta. Los líderes de Sortu celebraban ayer que el apoyo del PNV y del resto de fuerzas y sindicatos nacionalistas les permitía salir fortalecidos del envite. También respiró aliviado el Gobierno vasco, que temía que la prohibición del juez Velasco desembocara en una masiva movilización ilegal que hubiera tenido que reprimir la Ertzaintza.