CRISIS EN LAS FILAS NARANJAS
El giro a la derecha de Rivera rompe las costuras de Cs
Gemma Robles
Directora de Red de Contenidos de Prensa Ibérica
Gemma Robles
"No perdamos mucho tiempo en lo de la investidura porque ya sabes que ni apoyar ni abstención". Con una frase parecida a esta despachó Albert Rivera, hace semanas en La Moncloa, las intenciones de Pedro Sánchez de solicitarle que cambiara de opinión y estudiase la posibilidad de avalar a su Ejecutivo la próxima legislatura, por activa o por pasiva o en el formato que considerase más oportuno. Según explicaron a EL PERIÓDICO fuentes conocedoras de la conversación que ambos mantuvieron recientemente, Rivera cerró la puerta a cualquier entendimiento en el corto plazo con los socialistas, no tanto a pactos de Estado en el futuro o alguna cooperación puntual en el marco parlamentario. Así las cosas, Rivera comentó con Sánchez cuestiones como el reparto de poder en la Unión Europea o las posibilidades de un empeoramiento de la economía, dejando a un lado el verdadero motivo de la cita: la investidura.
Han pasado los días y el 'no' de Rivera a Sánchez sigue vivo, mientras se han difundido sus numerosos pactos con el PP, apoyados por Vox, en infinidad de administraciones. Es más: ha trascendido que hace una semana el jefe del Ejecutivo en funciones intentó verse de nuevo con el jefe de Cs "de forma discreta". Sin éxito. El líder naranja se negó, alegando que no tenía nada más que decir y animando al socialista a "construir" una mayoría parlamentaria cuanto antes, con aquellos que le dieron su aval en la moción de censura. Sí, incluidos los independentistas catalanes (para después arremeter contra esos acuerdos desde la oposición, claro).
De poco han servido las innumerables llamadas que Rivera está recibiendo de personalidades del mundo económico, político y social para que reflexione. Los reproches de sus socios liberales europeos, incluido el del francés Emmanuel Macron (por más que Rivera intentase taparlo) tampoco parecen hacer efecto. Ni las críticas sin anestesia de fundadores del partido como Francesc de Carreras o el descuelgue de su fichaje estrella en Barcelona, Manuel Valls, horrorizado por el acercamiento a los ultras. Pero la resistencia que exhibe su presidente no la tienen las costuras de una organización que nació con vocación de centro, no de derechizarse a toda velocidad, y ha llegado un goteo de dimisiones: este lunes se conoció la marcha de Toni Roldán, el portavoz económico de Ciudadanos; la de Javier Nart, que abandona la Ejecutiva y el adiós de Juan Vázquez, candidato en Asturias y diputado regional. La salida de Roldán recibió el guiño en la redes de Garcicano y de Francisco Igea desde Castilla y León.
La decisión de todos ellos se sustenta en una misma idea expresada con distintas palabras y gestos, esto es, la que entraña que su adhesión a Cs significa el compromiso con un partido centrista y liberal que se aferraba al color naranja y no al "azul" , que pretendía ser fundamental en España para que el enfrentamiento entre PSOE y PP evitase que vieran la luz medidas que podían trascender al bipartidismo. "Vinimos a superar la dinámica entre rojos y azules y nos hemos convertido en azules", "no me voy porque yo haya cambiado, sino porque Cs ha cambiado"; "los costes para España de la dirección elegida por Ciudadanos son demasiado altos", llegó a decir Roldán en rueda de prensa en el Congreso, con la que confirmó su salida de una formación en la que ha dejado de creer, especialmente tras negarse a buscar "estabilidad" para un futuro Gobierno. Nart, por su lado, reclamó a la Ejecutiva este mismo lunes junto a Luis Garicano que se revisase la estrategia de cordón sanitario a Sánchez. Se votó. El asunto terminó con 24 votos a favor, cuatro en contra, tres abstenciones... y la despedida del propio Nart. Ya por la tarde se conoció que Juan Vázquez, en Asturias, hacía lo propio.
Arrimadas defiende la posición
Fue la número dos y portavoz de la organización, Inés Arrimadas, quien dio la cara tras saberse que Roldán se marchaba. Cuando salió a hablar con los periodistas ella conocía también que Nart tiraba la toalla, pero nada mencionó al respecto. Se limitó a defender el dar la espalda a Sánchez y hacer posibles pactos de derecha allá donde les han dado los números. Según recordó, esa posición fue adoptada por "unanimidad" en una reunión previa a las generales en la que participó el que hasta ahora era su portavoz económico. "Fuimos a las urnas con ese 'no' a Sánchez y un 'sí' a España para formar un Gobierno sensato, reformista y liberal y con ese plantamiento logramos un crecimiento exponencial [...]. Seguiremos siendo la alternativa al sanchismo y al bipartidismo caduco", enfatizó. Sin embargo, esa unanimidad ya no existe. Un quinto de la Ejecutiva ya no comparte de forma cerrada el dique ante el PSOE.
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