IMPLOSIÓN EN LAS FILAS ROJIVERDES

Tania Sánchez rompe el carnet de IU y creará un nuevo partido

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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La olla a presión en que se había convertido Izquierda Unida en Madrid ha hecho explosión. Tania Sánchez, la vencedora de las primarias autonómicas, anunciará hoy que deja el partido para fundar otro. En concreto, para promover una candidatura de «unidad popular» que, a diferencia de la dirección de IU, apueste por la «confluencia» con otras marcas de la izquierda alternativa, como Podemos y Ganemos. Sánchez se convierte así en la primera víctima política del enfrentamiento a cara de perro entre la ortodoxa cúpula de la coalición rojiverde, comandada por Cayo Lara, y los sectores críticos.

IU tendrá que buscar ahora a toda prisa un nuevo candidato para la Comunidad de Madrid –a cuatro meses de las elecciones– y la salida de Sánchez, avanzada por eldiario.es y confirmada por fuentes de la organización, deja en una compleja posición al líder in péctore del partido y aspirante a la Moncloa, Alberto Garzón, que capitanea la corriente renovadora a la que también se adscribía la diputada autonómica, que renunciará también a su acta en la Asamblea de Madrid. Sánchez encabezaba las voces que pedían disolver la cúpula de la federación madrileña, junto con el candidato a la alcaldía de Madrid, Mauricio Valiente, ganador también de las primarias y que todo apunta que seguirá los pasos de la diputada y romperá el carnet.

TARJETAS OPACAS

El malestar con la dirección madrileña de IU radica en que los díscolos la creen responsable política del comportamiento de los consejeros que la coalición tenía en Caja Madrid durante la época de las tarjetas opacas. Garzón exigió el pasado viernes, en una reunión de la dirección federal, que los portavoces de IU en la comunidad y el ayuntamiento de Madrid, Gregorio Gordo y Ángel Pérez, fueran expulsados inmediatamente como muestra de «contundencia», tesis que fue derrotada por la cúpula de Lara, que impulsó una resolución más tibia en la que se desautorizaba políticamente a los portavoces y se les abrían sendos expedientes.

Pero la guerra cainita en Izquierda Unida, y sobre todo en su federación madrileña, va más allá del escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid. En el trasfondo subyace el choque de pareceres a cuenta de las alianzas con Podemos y Ganemos, idea de la que recela la vieja guardia del partido, que controla los órganos directivos. Este encontronazo se agudizó tras la victoria de Sánchez en las primarias a la presidencia de la comunidad.

No obstante, el futuro político de la ya exmilitante de IU depende también de su posible imputación por prevaricación a raíz de un concurso público del que salió beneficiado su hermano cuando Sánchez era concejala en el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid.