UNA INSTITUCIÓN EN ENTREDICHO

Un Senado galáctico

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Cuando George Lucas decidió incluir tres réplicas de E.T. entre los miembros del Senado de la República Galáctica en el 'Episodio I de Star Wars', trataba de hacer un guiño a su colega Steven Spielberg, o así lo entendieron entonces los fans de la saga. En España, la Cámara alta parece dar hoy un paso más hacia la ciencia ficción y refuerza la idea de que los partidos, como George Lucas, utilizan el Senado para hacer guiños a los suyos y buscarles acomodo cuando pierden sus carteras. La toma de posesión, este martes, de cuatro expresidentes autonómicos y una exalcaldesa acrecienta el mito de "retiro dorado" para exaltos cargos, amén de profundizar en la crisis de identidad que viene erosionado a la institución durante la última década.

Aparentemente ajenos al debate entre la ciudadanía, este martes tomarán posesión de sus escaños el expresidente de la Generalitat Valenciana Alberto Fabra, el expresidente de Baleares José Ramón Bauzá, la expresidenta de Aragón Luisa Fernanda Rudi, el expresidente de La Rioja Pedro Sanz y la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá. Ninguno de ellos logró formar gobierno tras las elecciones del 24 de mayo; todos pertenecen a las filas del PP y recibirán un sueldo mínimo de 61.262 euros al año. Con ellos, serán ya nueve los presidentes devenidos senadores por designación autonómica. La dinastía la componían hasta ahora el expresidente de Castilla León Juan José Lucas y los socialistas José Montilla (Catalunya), Joan Lerma (Comunidad Valenciana) Marcelino Iglesias (Aragón) y Francesc Antich (Baleares).

El PP, que suma todas las incorporaciones de expresidentes en esta ocasión, defiende la decisión. Para los populares, se trata de figuras políticas al primer nivel que cuentan con un "plus de experiencia" en los territorios y que, por lo tanto, pueden ser de gran valor para gestionar las aspiraciones de las comunidades autónomas en Madrid. Desde la sede de la madrileña calle de Génova ven "absurdo" el debate y niegan que se trate de una maniobra de gratitud hacia los propios.

La posición del PSOE presenta más aristas. A lo largo del verano han criticado con insistencia la actitud del PP, al que acusan de "dar cobijo" a los presidentes autonómicos que perdieron las elecciones en mayo. Si bien es cierto que tras estos comicios los socialistas no incorporan a ningún exmandatario, también lo es que ya cuentan con cuatro de anteriores legislaturas. Es más, tras la reciente destitución del portavoz municipal del PSOE en Madrid, Antonio Miguel Carmona, la nueva dirección del partido intentó, sin éxito, convencerle de que dejara el cargo a cambio de un escaño en el Senado. Es decir, que, argumentario al margen, hasta ahora los socialistas también han utilizado la Cámara alta como lugar de cobijo. O de destierro.

UN CONSENSO IMPOSIBLE

A pesar de todo, los grupos son conscientes de que la institución pide a gritos una reforma para sobrevivir al descrédito. En el 2012, sus señorías crearon una ponencia especial para abordar esa transformación, pero las discrepancias entre los partidos permanecen y no han logrado consensuar un informe sobre las líneas que debería incluir la reforma del Senado.

El asunto reviste especial complejidad porque, en gran medida, implica una reforma constitucional. El Consejo de Estado ya elevó, en el 2006, un informe en el que advertía de que solo una modificación de la Carta Magna permitiría dotar al Senado de "identidad propia, representativa de la diversidad, y cuya actividad no constituya una reiteración corregida del proceso parlamentario ya transitado en el Congreso". Sus señorías parecieron entender el mensaje pero quizá no la urgencia. Nueve años después, todo hace pensar que los partidos continúan con una utilización 'lucasiana' del Senado.