DEBATE DE INVESTIDURA

Sánchez sugiere que intentará un gobierno progresista

Pedro Sánchez interviene en la segunda votación de la investidura de Mariano Rajoy.

Pedro Sánchez interviene en la segunda votación de la investidura de Mariano Rajoy. / periodico

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Pedro Sánchez pareció abrir este viernes una rendija a un gobierno progresista que no llegó a concretar, pero que deslizó en su discurso de rechazo a la investidura de Mariano Rajoy. Al final de su intervención, contundente contra el PP, el secretario general del PSOE comprometió que su partido “estará en la solución” para el desbloqueo de la gobernabilidad. Cuando nadie esperaba que apuntase una salida, Sánchez defendió que existe una alternativa a las terceras elecciones. “Las fuerzas del cambio tenemos una responsabilidad, y si tenemos altura de miras y generosidad, encontraremos una solución”, aseveró, en un mensaje que parecía apuntar a un entendimiento con Podemos. Sin embargo, su equipo salió de inmediato a matizar sus palabras y adujo que Sánchez se había limitado a reclamar diálogo, no a dar por hecho una propuesta en firme. Pablo Iglesias, que subió a la tribuna a continuación, no hizo ninguna referencia a ese ofrecimiento. En declaraciones a EL PERIÓDICO, saludó el gesto pero se preguntó si Sánchez tiene suficientes apoyos para forjar ese gobierno de izquierdas. "De sus palabras, si las contrastamos con sus portavoces, es difícil sacar conclusiones. Antonio Hernando [portavoz socialista] decía ayer [por el jueves] que nadie en el PSOE quiere un acuerdo con nosotros. Ojalá Sánchez intente liderar un gobierno alternativo al PP. Nosotros estamos dispuestos", dijo. Sin embargo, tras escuchar los matices, admitió que se le hace complicado interpretar qué quiere el jefe de los socialistas.

LA CONVERSACIÓN EN VERANO

Iglesias quiere ser prudente para evitar un nuevo malentendido que tense la situación. Ambos líderes conversaron este verano, durante las vacaciones, y según explicó Ientonces el secretario general de Podeos, acordaron explorar las posibilidades de formar un ejecutivo progresista. Sin embargo, pocas horas después, el PSOE emitió un comunicado en el que desmintió al líder morado, quien a pesar del varapalo, evitó ahondar en la disputa, puesto que entendió que colocaba en una situación embarazosa a Sánchez. 

Con su discurso en el Congreso el dirigente socialista decidió este viernes asumir el riesgo en su liderazgo. El ‘no’ contra Mariano Rajoy sumerge al Parlamento en una fase de distopía política inédita en la historia de la democracia y constituye un desafío a las voces que le piden que recapacite. Con su determinación de mantener el rechazo, busca legitimarse ante sus votantes en la demostración de que es leal a sus principios, pero, sobre todo, lanza un mensaje a los críticos, a quienes sitúa en una disyuntiva: o abanderan una rebelión o renuncian y se someten. El entorno de Sánchez asegura que la tibieza con la que los disidentes se han venido pronunciando en las últimas horas indica que no llegarán a dar el paso, pero a nadie se le escapa que bien pueden estar esperando a un eventual pinchazo del PSOE en las elecciones vascas y gallegas del 25-S.

Mirando de reojo a sus propias filas, Sánchez subió a la tribuna con un discurso si cabe más duro contra Rajoy del que ya había pronunciado el miércoles, en la primera votación. Señaló que el candidato popular no le despierta ninguna confianza por los escándalos de corrupción que afectan al PP y le afeó la amenaza lanzada desde el Consejo de Ministros sobre la imposibilidad de actualizar el sueldo de funcionarios y pensionistas.