CERCO JUDICIAL AL 'PROCÉS'

Puigdemont esquiva la euroorden de detención en Finlandia

Jose Rico

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Según la doctrina patentada por Carles Puigdemont y propulsada por todos los altavoces del independentismo, yerra quien afirma que los exmiembros del Govern hoy en el extranjero son prófugos de la justicia, por más que no se presentasen en su día ante la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo y decidiesen, en su lugar, poner tierra de por medio. No están huidos, prosigue la teoría, porque se presentaron ante las autoridades judiciales de sus respectivos países de 'exilio' y ante ellas prometen rendir cuentas. Pero nada más haber sido procesado por rebelión y haberse reactivado la orden europea de detención en su contra, el expresidente de la Generalitat puso en marcha un misterioso juego del despiste con el que alimenta especulaciones sobre una posible fuga internacional, esta ya difícilmente disimulable.

A última hora de anoche, la fiscalía belga no tenía constancia de que Puigdemont se encontrase en el país tras haber regresado de su viaje por Finlandia, cuyas autoridades sí confirmaron la salida del expresident. Su abogado catalán, Jaume Alonso-Cuevillas, también certificó que su cliente ya no estaba en el país nórdico, y añadió que «seguirá como siempre a disposición de la justicia belga, donde tiene fijada su residencia». Pero evitó aclarar el paradero exacto del Puigdemont.

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Esta versión vespertina del letrado contradecía la que él mismo había dado a primera hora de la mañana, cuando aseguró que el líder de Junts per Catalunya iba a presentarse ante las autoridades finlandesas a lo largo del día. Algo que raramente podría haber hecho porque en aquel momento Puigdemont había abandonado ya el país nórdico. Según el diputado finés que invitó a Puigdemont, Mikko Kärnä, el exmandatario catalán partió de Finlandia la noche del viernes «por medios desconocidos» y en dirección a Bélgica. Y en ese viaje se pierde el rastro.

VUELO PERDIDO

Un hecho demuestra el propósito de esquivar la euroorden de arresto: según fuentes conocedoras, Puigdemont y el empresario que le acompaña en su huida, Josep Maria Matamala, tenían comprados billetes para el vuelo AY1545 de la compañía Finnair que partía ayer del aeropuerto de Helsinki a las 16.40 horas y aterrizaba en Bruselas a las 18.20 horas. El avión despegó sin ellos porque se habían marchado la noche anterior, lo que evidencia un cambio de planes difícilmente desligable de su nueva situación judicial.

La versión de Kärnä, diputado por el distrito de Laponia del liberal Partido del Centro –el mayoritario en el Parlamento finés– es la siguiente: su marcha tuvo lugar después de un almuerzo en el que se analizaron las posibles opciones que Puigdemont tenía después de reactivarse la euroorden de detención. Una posibilidad era quedarse en Finlandia y esperar a que la justicia de este país, que no conoce al detalle su causa, decidiese sobre su extradición. La segunda opción era volver a Bélgica, donde ya tiene abierto un procedimiento sobre su extradición a España y los trámites podrían ser más rápidos. La primera hipótesis parece descartada, pero la segunda todavía no se ha confirmado.

La carga judicial de Puigdemont se endureció el viernes con el demoledor auto del magistrado del Supremo Pablo Llarena, que le procesó por rebelión, como a otros 12 miembros de la cúpula independentista catalana. Hasta el viernes, el 'expresident' tan solo estaba imputado y había logrado la amenaza de extradición cuando el juez, temiéndose un revés belga, retiró la euroorden de detención. La falta de una tipificación penal en Bélgica similar al delito español de rebelión podía significar una salvaguarda para el expresidente catalán. Pero con el procesamiento las pruebas contra él adquieren más solidez cara a la justicia internacional. Ahora España ya no reclama a un imputado, sino a alguien que deberá enfrentarse a un juicio.

CONTUNDENCIA FINESA

Precisamente, la legislación finlandesa también se muestra muy contundente en casos de «traición y delito contra la soberanía del país», el tipo penal más equiparable a la rebelión. En concreto, se establecen penas de prisión de entre uno y diez años «por comprometer la soberanía de Finlandia». Un argumento de peso para tratar de esquivar la euroorden en este país.

En paralelo a la de Puigdemont, el resto de órdenes europeas de detención empezaron a tramitarse también ayer en varios países. En Bélgica las de Toni ComínLluís Puig y Meritxell Serret; en el Reino Unido la de Clara Ponsatí; y en Suiza la de Marta Rovira. El Gobierno helvético reiteró que, como la mayoría de otros estados, Suiza no concede extradiciones por «delitos políticos», pero recalcó que la orden internacional para detener a la secretaria general de ERC, huida el viernes, sería analizada «en profundidad». El Código Penal suizo fija para «crímenes o delitos contra el Estado y de alta traición» penas de de cárcel de «al menos un año».