La encrucijada socialista

El PSC pone contra las cuerdas a los críticos con el 'no' a la consulta

Los diputados del PSC Joan Ignasi Elena (sentado), Àngel Ros y Marina Geli, el pasado enero en el hemiciclo del Parlament.

Los diputados del PSC Joan Ignasi Elena (sentado), Àngel Ros y Marina Geli, el pasado enero en el hemiciclo del Parlament.

JOSE RICO
BARCELONA

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El lunes, en la reunión de la ejecutiva del PSC, el diputado e impulsor de la corriente crítica Avancem, Joan Ignasi Elena, advirtió al primer secretario, Pere Navarro, de que si le hacía elegir «entre el padre y la madre» en el debate sobre la solicitud de la consulta al Congreso, se vería obligado a «elegir el PSC». La dirección socialista ha decidido aceptar el nuevo pulso del sector catalanista y, para dejar las cosas claras, ha convocado para el domingo al máximo órgano entre congresos del partido, el consejo nacional, a fin de someter a votación una resolución que avale el desmarque del proceso soberanista. Una votación que Navarro tiene ganada de calle y que los críticos interpretan como el enésimo tour de force de la cúpula contra los disidentes, algunos de los cuales se reunirán hoy con el líder para intentar evitar otra fractura parlamentaria que algunas voces no descartan y que la dirección, esta vez, no parece dispuesta a tolerar.

La intención de votar en contra de la petición del referendo, que se debatirá en el Parlament en diciembre, con el argumento de que no tiene el acuerdo previo del Estado ha reabierto la herida por la que el PSC se desangra desde hace un año, cuando abrazó a regañadientes la consulta pero la condicionó al permiso del Gobierno central. Avancem y la otra corriente catalanista, Agrupament Socialista, que encabezan Àngel Ros y Marina Geli, abogan por apoyar la solicitud porque apela a una vía legal, el artículo 150.2 de la Constitución, que los socialistas avalaron en el 2005 para asumir nuevas competencias con la reforma del Estatut.

EL FIN DEL DIÁLOGO / Pero la dirección replica que el objetivo «espurio» de CiU, ERC e ICV es «enterrar la posibilidad de diálogo» y abonar el terreno para el choque de legitimidades, por lo que no están dispuestos a compartir más etapas del proceso tal y como está diseñado por el Govern. Prefiere bajarse de un barco que ve a la deriva y en cuya ruta cree que el PSC ya ha ido todo lo lejos que podía. Así se lo hizo saber el miércoles a la militancia en un argumentario de 12 puntos que será, probablemente, lo que se someta a votación el domingo.

Los díscolos consideran que desmarcarse solo porque no haya acuerdo con el Estado no tiene sentido porque podría aplicarse a cualquier iniciativa parlamentaria, incluso a la reforma federal de la Constitución, y otorga poder de veto al Gobierno.

Como tantas otras veces, es más que previsible que el consejo nacional dé la razón a Navarro por amplia mayoría y, a partir de ese momento, la pelota quede en el tejado de los críticos. ¿Se atreverán a romper por segunda vez la disciplina de voto, como con la declaración de soberanía? Entre los propios críticos no hay una posición común. Fuentes de Avancem dan por seguro que sí, pero fuentes de Agrupament Socialista son más cautas porque confían en llegar a un pacto con Navarro.

El líder y su número dos, Antonio Balmón, se reunirán hoy con Elena, Ros, Geli y Jordi del Río, dirigente de Avancem. Los díscolos le plantearán una posible abstención salomónica o que se conceda libertad de voto a los 20 diputados. Pero en el entorno del primer secretario no convencen ninguna de las opciones porque concibe esta votación como un intento de «clarificar» la postura del PSC en un debate en que ha sido demasiado errático y ambiguo. Además, una abstención abocaría a los socialistas catalanes a volver a disentir del PSOE en el Congreso. «Lo que se decida se deberá acatar. Veremos entonces quién es coherente y quién no. Y no es ninguna amenaza», avisó Balmón en La Xarxa. «La diferencia es técnica y salvable. No pensamos en la ruptura», señala un dirigente crítico, que apuesta como último recurso por «pactar la discrepancia», como el PSC y el PSOE hacen en Madrid.

TAMBIÉN LAS FORMAS / El malestar del ala catalanista se ha agravado por las formas en que se ha comunicado la decisión. Según fuentes de la ejecutiva, el lunes Navarro no garantizó el voto negativo y se abrió a negociar el texto. Pero el miércoles lo tildó de «chapuza» y lo comparó con el plan Ibarretxe. Y ayer, Balmón anunció el consejo nacional antes de enviar la convocatoria a los propios consejeros.

El núcleo duro del PSC admite que la reunión del domingo será tensa, pero duda de que se repita una votación separada en el Parlament. «Tienen mucho que perder», advierte un alto dirigente, que recuerda que tres de los cinco diputados que rompieron en enero (Ros, Elena y Núria Ventura) se juegan ser alcaldables en el 2015, y una cuarta, Rocío Martínez-Sampere, aspira a las primarias del PSC de Barcelona.