La actividad parlamentaria

El PSC da un paso para desencallar la ley electoral

Mas responde a Navarro en la sesión de control en el Parlament, ayer.

Mas responde a Navarro en la sesión de control en el Parlament, ayer.

JOSE RICO
BARCELONA

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Como hizo el día que CiU y PSC sellaron el pacto por Barcelona World, el líder del PSC, Pere Navarro, repitió ayer esta frase en el Parlament dirigiéndose al president, Artur Mas: «En los grandes temas de país, como ha comprobado en las últimas semanas, siempre podrá contar con el PSC para sacar adelante cuestiones fundamentales. Cuando usted y yo hablamos, Catalunya avanza». Salvo ellos dos y probablemente sus entornos, pocos más debían saber que Navarro no se refería solo al macroproyecto de ocio. Entonces, el primer secretario de los socialistas ya le había comunicado a Mas que tenía lista la propuesta de ley electoral que, en la reunión que mantuvieron el pasado 27 de marzo en el Palau de la Generalitat, acordaron desencallar.

El compromiso consistía en que el PSC moviese ficha con un borrador que la próxima semana debatirán los grupos en la ponencia que elabora una norma que acumula 35 años de retraso. En la cita Mas-Navarro, según fuentes socialistas, ambos coincidieron en la necesidad de que la nueva ley se base en un modelo de doble voto, a la alemana, en el que los ciudadanos elijan a una parte de los diputados de forma directa y al resto a través del voto a una lista de partido por demarcaciones. Dos principios que concitan también bastante consenso entre la mayoría de los grupos en la ponencia. Sin embargo, el escollo radica en la concreción de las circunscripciones.

SIETE DEMARCACIONES / El PSC propone 58 distritos uninominales, en los que se convertirían en diputados de forma directa los candidatos de la fuerza más votada. Los 77 diputados restantes se seguirían eligiendo mediante la ley d'Hondt, pero las cuatro provincias actuales desaparecerían para dejar paso a siete demarcaciones: Barcelona Ciudad; Área Metropolitana Este; Área Metropolitana Oeste; Catalunya Central; Girona; Lleida, Pirineu i Aran, y Tarragona i Ebre. Para elevar la proporcionalidad, los socialistas plantean que se realice un único escrutinio nacional y que a cada partido le correspondan el mismo porcentaje de escaños que de votos obtenidos. El reparto inicial se realizaría en base al recuento nacional, pero el PSC propone también un sistema para «compensar» tanto a aquellas fuerzas con pocos escaños uninominales como a los territorios con menos peso: los escaños surgidos de las listas de partidos se asignarían por demarcaciones. La fórmula, sin embargo, no preestablece un número de diputados fijo para cada circunscripción.

Los socialistas defienden que con este sistema se aumenta ligeramente el grado de proporcionalidad y se blinda el equilibrio en la representatividad territorial, el principal caballo de batalla de CiU. Fuentes de la federación nacionalista se mostraron abiertas a negociar la propuesta, aunque creen, de entrada, que prácticamente no se gana en proporcionalidad. Además, ven con reticencia el recuento único y estiman que Tarragona, Lleida y Girona podrían perder entre seis y ocho diputados.

Por su parte, fuentes de ICV-EUiA tomaron el borrador aún con mayor escepticismo y le auguran pocas posibilidades de éxito. Los ecosocialistas, que son partidarios de circunscripción única, ven «demasiado artificiales» los distritos esbozados por el PSC, que romperían, incluso, los límites de muchas comarcas. La misma queja apuntaban fuentes de ERC sobre el «encaje de bolillos» socialista que, a su juicio, solo busca un beneficio electoral y disimular su fuerte crisis interna.

SIN LISTAS DESBLOQUEADAS / Así pues, el margen de acuerdo con CiU dependerá, probablemente, de la disponibilidad de los partidos a negociar las fronteras y el número de distritos. La federación nacionalista ha planteado en alguna ocasión fórmulas que también consistían en trocear Catalunya en una cincuentena de demarcaciones, aunque la división era mayor en las comarcas del interior (zona en la que atesora más tirón) que en el área metropolitana, donde los socialistas, históricamente, han sido más fuertes. El PSC, por el contrario, propone que se parta la provincia de Barcelona en cuatro circunscripciones, mientras que los límites de las provincias de Lleida, Tarragona y Girona se alterarían menos.

Asimismo, los socialistas quieren neutralizar el propósito de algunos grupos de desbloquear las listas electorales y que los ciudadanos puedan marcar candidatos preferentes en la papeleta y, quizá, voltear la prelación fijada por la dirección. Desean esquivar un mecanismo que, en pleno cisma interno, podría sumarles quebraderos de cabeza si a los electores se les ocurriese apoyar más a candidatos de los sectores críticos.