Podemos patea el tablero y aviva el vértigo del pacto

Pablo Iglesias celebra con su equipo los resultados de las elecciones.

Pablo Iglesias celebra con su equipo los resultados de las elecciones. / periodico

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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La euforia en Podemos no es proporcional a los 69 escaños conseguidos. Pablo Iglesias y su equipo no logran el objetivo de superar al PSOE en votos ni en diputados, pero consiguen dar una patada al tablero político, entierran la hegemonía de tres décadas de bipartidismo y se consagran como alternativa real al PSOE. Todo, sin bancos que les financien y con solo un año de vida de partido. 

En Podemos latía anoche la emoción de haber escrito en morado una página crucial en la historia de la democracia. El impulso de esa transformación reside sobre todo en territorios de fuerte identidad como Catalunya y el País Vasco, donde son primera fuerza; y también en Galicia, Comunidad Valenciana, Navarra, Baleares y Madrid, donde ocupan segundo lugar. Estos enclaves premiaron en las urnas la defensa del “país de países” .

REFORMAS CONSTITUCIONALES

"Hoy ha nacido una nueva España que pone fin al sistema del turno e inaugura una nueva etapa política". Fue la primera reflexión de Iglesias en una comparecencia en la que condicionó cualquier acuerdo a que se abra la Carta Magna. "No toca hablar de entendimiento con otros partidos, toca hablar de reformas constitucionales", señaló y enumeró los tres puntos "inaplazables e imprescindibles": Que la Constitución blinde los derechos sociales, la reforma del sistema electoral y el revocatorio ciudadano a mitad del mandato si el presidente no cumple su programa. 

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Sorprendió que en esa enumeración no citase el referéndum, como prometió en Barcelona. "Catalunya es una nación y tiene que tener un encaje distinto. Somos favorables a un referéndum", dijo, pero eludió confirmar si esa reclamación será también imprescindible, como las tres que citó con anterioridad. La ambigüedad quedó flotando en el aire. 

LOS PACTOS, CON CALMA

Los dirigentes de Podemos piden calma, no quieren adelantar jugadas de ajedrez en los pactos. Según fuentes del partido, la intención es esperar a después de las fiestas para negociar. Nada está escrito y resulta endiablado prever lo que pueda ocurrir, pero ante la posibilidad de investir a Pedro Sánchez, los de Iglesias se muestran escépticos y esquivos. Es una encrucijada nefasta: permitir la continuidad de Mariano Rajoy en la Moncloa o diluir su discurso al apoyar al candidato socialista. 

Iglesias se limitó a expresar que los 69 diputados de Podemos "van a tender la mano a hablar de los cambios constitucionales y políticos" pero evitó en todo momento comprometer un posible apoyo a Pedro Sánchez, a quien le recordó que ha obtenido "el peor resultado de toda la democracia".

GUERRA DE TRINCHERAS

El resultado confirma la remontada de una campaña diseñada por Íñigo Errejón como una guerra de trincheras para dicotomizar el espacio político e imponer su relato. La estrategia se ha basado en señalar al PP como el partido de las elites, al PSOE como los traidores que abandonaron la socialdemocracia y a Ciudadanos como un 'plan renove'.

Podemos  ha conseguido neutralizar en buena medida el discurso del bipartidismo que trataba de explicar que España es un país de clases medias moderadas que nunca elegiría una alternativa como la de Iglesias. Frente a ello, ha logrado sedimentar la idea de que no se trata de mayorías moderadas, sino de un pueblo humillado por los expolios de las elites políticas y económicas.

Ha sido una campaña sin errores, sin versos sueltos y con un discurso unificado. La remontada de Podemos y su  'blitzkrieg' electoral se estudiará en las facultades de Ciencias Políticas.