¿Rull al Govern y Turull al partido?

Turull y Rull, el pasado día 1, en el Parlament.

Turull y Rull, el pasado día 1, en el Parlament. / periodico

NEUS TOMÀS / BARCELONA

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En Convergència actualmente hay dos salas de máquinas. Una es la que está negociando con la CUP para intentar llegar a un acuerdo que evite la convocatoria de unas nuevas elecciones. Y otra es la que ya está pensando en cómo debe ser la refundación del partido, lo que incluye desde mantener o no la marca a reforzar la dirección con alguna cara nueva. Fuentes del partido dan por hecho que el actual coordinador, Josep Rull, dejará este cargo para integrarse en el nuevo Gabinete de Artur Mas –siempre y cuando fructifiquen las negociaciones con la CUP–. Su lugar lo ocuparía Jordi Turull, bregado en la contienda parlamentaria y un valor al alza en la cotización convergente.

Lluís Corominas, que actualmente forma tándem en el partido con Rull, en principio seguiría combinando su puesto en CDC con un cargo en la Mesa del Parlament (en la pasada legislatura ya ocupaba una vicepresidencia).

Fuentes convergentes señalan que la refundación del partido, que deberá formalizarse en un congreso previsto para el próximo febrero, es fundamental para el futuro de la organización. «¿Hay que mantener, tras tres décadas, el mismo nombre o no?», se pregunta un dirigente. La sombra de la familia Pujol es muy alargada y hay quien en Convergència Democràtica sería partidario de «bajar la persiana» y empezar con una nueva marca.

Si la refundación del partido se antoja compleja, no lo son menos las negociaciones que Convergència, bajo el paraguas de Junts pel Sí, mantiene con la CUP. En CDC insisten en que la presidencia de la Generalitat debe ser para Artur Mas –«Eso es innegociable»–, y argumentan que igual que la fuerza anticapitalista apela a su programa electoral para negarse a apoyar su reelección, también Junts pel Sí dejó claro durante la campaña que su candidato era Mas. Explican que, por más que los 10 diputados de la CUP sean fundamentales, los 62 de Junts pel Sí no lo son menos. Al contrario, insisten.

Y en eso, aseguran, está de acuerdo hasta Lluís Llach, quien siempre se ha declarado amigo de la CUP y ha evitado criticarla.

"MONTAR UN POLLO"

Uno de los diputados electos de la fuerza anticapitalista, Benet Salellas, insistió ayer en TV-3 en que no piensan hacer president a Mas: «El tema está clarísimo. Esto no ha cambiado ni cambiará. Tenemos muy claro que no habrá un Mas president, al menos investido por la CUP». Por su parte, el cabeza de lista, Antonio Baños opina que la nueva legislatura será muy distinta de las anteriores, al apostar por la «desobediencia» al Estado. Porque, según señaló en declaraciones a la agencia Efe, para obtener la independencia hay que «montar un pollo político y jurídico». La CUP insiste en que la nueva etapa no será «autonómica y de gestión» como las anteriores, sino que desde el comienzo «debe adoptar posturas de desobediencia» al Estado. Un concepto, el de la desobediencia, que gusta poco a Mas y todavía menos a muchos de su partido, que lo asocian a riesgos inasumibles.