Las incógnitas de la lista unitaria por la independencia

La confección de una candidatura unitaria del independentismo, y más todavía si esta no incluye políticos, obligaría a resolver cuestiones importantes cara a la campaña electoral y a la constitución del futuro Govern que hasta ahora nunca habían sido objeto de negociaciones.

1. LOS CANDIDATOS

¿Cómo se eligen los miembros de la candidatura?

La palabra de moda a la hora de escoger candidatos es primarias. Para una hipotética lista civil no sería menos. Un sector de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) impulsa la reivindicación de un proceso participativo para que todos los catalanes puedan proponer candidatos y luego votarlos. Al dejar en manos de los ciudadanos tanto la propuesta como la elección de los candidatos se evitarían posibles interferencias de los partidos. Pero precisamente el papel de estos en la lista sería uno de los escollos. En principio, los promotores de esta propuesta aceptarían que los partidos postulasen candidatos propios.

2. EL COSTE

¿Quién pagaría la campaña electoral?

Uno de los flecos más importantes que deberá quedar negro sobre blanco será cómo se sufragará la campaña electoral. Cabe deducir que tanto las fuerzas políticas como las entidades pondrán de su parte, pero habrá que ver qué peso tendrá cada cual. En este apartado la eventual implicación de CDC, ERC y la CUP será clave porque son los que tienen acceso a las subvenciones públicas para costear la campaña. Un reciente precedente es la exitosa fórmula de Barcelona en Comú. La marca de Ada Colau abrió una campaña de financiación colectiva a través de internet, pero gran parte de sus fondos provinieron de ICV-EUiA.

3. CUOTA MEDIÁTICA

¿Quién iría a los debates electorales?

La cuota mediática será el otro frente en el que las entidades necesitarán a los partidos, dado que son estos los que tienen tasados, por ejemplo, los estrictos tiempos de aparición en los bloques informativos de los medios públicos y su presencia en los debates electorales. De nuevo tomando como referencia a Barcelona en Comú, Colau absorbió toda la cuota que le correspondía a ICV-EUiA. Pero en este caso serían tres fuerzas políticas con representación parlamentaria las que confluirían en una lista, por lo que habría que dilucidar si se suman los tiempos o se hace una nueva distribución.

4. LOS PLAZOS

¿Cuál sería el calendario poselectoral?

Después del 27-S, si se escoge un nuevo presidente de la Generalitat, el Parlament no podría disolverse anticipadamente de nuevo hasta pasado un año de su constitución. Así pues, no se podrían celebrar otras elecciones hasta septiembre del 2016. Para sortear este obstáculo legal y poder convocar, por ejemplo, las elecciones "constituyentes" que pide la CUP una triquiñuela sería mantener el actual Govern en funciones hasta agotar el plazo legal para investir a un nuevo 'president', que expira el 9 de enero del 2016. Llegada esa fecha, el Parlament se disolvería y las nuevas elecciones tendrían que fijarse para antes del 3 de marzo.