Colau, de menos a más, de activista a candidata

A la alcaldable de Barcelona en Comú le costó adaptarse al rifirrafe electoral

Ada Colau, en su mitin de final de campaña.

Ada Colau, en su mitin de final de campaña. / periodico

TONI SUST BARCELONA

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A Ada Colau le ha costado lo suyo pasar de activista a candidata. Empezó la campaña con un desconcierto evidente: ¿por qué la atacaban tanto? En el debate inicial, el organizado por la FAVB y BTV, estuvo callada mucho rato y no dejó una sola muestra de la contundencia que la hizo conocida. Se diría que el problema fue que no conocía esa sensación, porque como portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca era elogiada casi unánimemente, excepto por el enemigo, un enemigo claro: los bancos.

Pero en la arena electoral, Colau se empezó a llevar capones de sus rivales: que extendía el odio, que no tenía experiencia, que su candidatura era un peligro, que quería pagar a los funcionarios con la moneda local que propone. Poco a poco se fue adaptando a la nueva situación no sin dejar de exclamarse: "Nos atacan como si gobernáramos".

A mitad de la primera semana empezó a crecer, aunque la estupefacción tardó en disiparse. El formato de campaña ha sido clásico: acto sectorial por la mañana, acto de barrio por la tarde. Apenas nada a mediodía. En las primeras jornadas, como en el inicio de la campaña, hizo algunos discursos mejorables, aparentemente improvisados, se diría que por el mal del estudiante listo, que creyéndose sobrado no se prepara el examen. Eso se corrigió y en el mitin central del miércoles la alcaldable llegó a su mejor momento.

Si algo ha marcado la trayectoria de Barcelona en Comú es que en seguida tuvo conciencia de que podía ganar, de que era una alternativa real. Y eso es nuevo y ha calado en muchos votantes. La idea de un voto útil no ya para influir sino para gobernar. El propio alcalde y candidato a la reelección, Xavier Trias, ha visto en Colau el enemigo a batir.

Candidatura y no partido

La asistencia a los actos ha sido elevada y la convivencia dentro de la candidatura, correcta. A ello ha contribuido sin duda que ICV-EUiA ha aceptado jugar un papel secundario. El hecho de que Barcelona en Comú sea una candidatura y no un partido también es algo que la ha beneficiado. Le ha otorgado un plus de buena imagen que el historiador Josep Fontana, que cierra la lista, subrayó la diferencia en un acto. Un partido va a unas elecciones pensando siempre, aunque sea un poco, en las siguientes. Una candidatura con un objetivo concreto vive para ese objetivo.

El reto de Colau es ganar a Trias. Aunque sea por un voto, eso le permitiría gobernar, mediante una compleja trama de respaldos. Como poco, ya puede decir que ha logrado que a un día de las elecciones casi nadie dé por hecho un resultado.