El debate sobre el modelo de financiación

CiU y PSC allanan un pacto fiscal de mínimos en detrimento de ERC

Mas, Mas-Colell y Homs presiden la reunión sobre el pacto fiscal con el conjunto de las fuerzas con representación en el Parlament, ayer.

Mas, Mas-Colell y Homs presiden la reunión sobre el pacto fiscal con el conjunto de las fuerzas con representación en el Parlament, ayer.

FIDEL MASREAL / JOSE RICO
BARCELONA

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Artur Mas consiguió esquivar ayer elefecto placeboque se cernía sobre la cumbre del pacto fiscal. No hubo resultados concretos, ni mucho menos un acuerdo sobre la nueva financiación de Catalunya, que deberá ir madurando durante junio y rematarse en otra cumbre de partidos antes de la votación. Pero sí hubo algo más que una simple fotografía alrededor de una mesa. Hubo sensaciones, aromas y movimientos cortesanos que apuntan cada vez más en la dirección de una alianza entre el Govern y el PSC que dejaría tocadas las conclusiones de la comisión parlamentaria. CiU está dispuesta pagar el precio de deshacer el frente soberanista que aquel texto pergeñó y perder el apoyo de ERC porque, con la misma jugada, blindaría la abstención del PPC, un gesto clave para que el pacto fiscal pueda tener más posibilidades de éxito en Madrid.

De todas las comparecencias que se sucedieron después de las tres horas de reunión en el Palau de la Generalitat, las del portavoz del Govern, Francesc Homs, el democristiano Josep Antoni Duran Lleida y el líder socialista, Pere Navarro, fueron las únicas que rezumaron satisfacción y optimismo, pese a que cada parte negó haberse movido de sus posiciones iniciales. En realidad, el PSC sí movió ficha al presentar un documento con seis principios genéricos para la nueva financiación. Estas bases son tan ambiguas que permitirían amoldar los postulados de cada fuerza política, pero lo cierto es que solo CiU aplaudió el gesto.

CARTA BLANCA / Tenía motivos para hacerlo, puesto que la letra pequeña del documento da carta blanca al Govern para negociar las concreciones del modelo con Mariano Rajoy. Por ejemplo, el texto fija que la Generalitat debe tener el «protagonismo» en la gestión de los impuestos, sin precisar qué porcentaje controlaría el Estado y cuál Catalunya. Ese es uno de los principales puntos de divergencia entre CiU y PSC, y Navarro aboga ahora por no enseñar esta carta antes de comenzar a negociar con el Gobierno central. La misma estrategia se seguiría con la solidaridad, el otro punto de fricción.

En palabras de un destacado dirigente de CDC, «sigue tejiéndose la red» que pueda hacer posible incorporar a los socialistas al acuerdo. Duran explicitó este nuevo acercamiento: «Con esta propuesta del PSC, entendemos que hay una aproximación a nuestras posiciones». El guiño socialista también se explica por la presión que ejerce el PPC. En la reunión, la líder de los populares, Alicia Sánchez-Camacho, mantuvo firme su oferta de abstenerse en la votación final, incluso relegando las posibles diferencias. De certificarse este paso, los socialistas tendrían difícil quedar al margen del frente.

Pero si se trata de leer también los gestos, si el PSC se acercó ayer al pacto fiscal de CiU, la federación nacionalista rebajó el tono respecto al plan B, consistente en la Hacienda propia catalana constituida de forma unilateral. Duran volvió a enfriar la cuestión: «En estos momentos, no nos planteamos otro objetivo que tener el máximo acuerdo posible para tener otro sistema de financiación. ¿Plan B? Nosotros tenemos un plan: llegar al pacto fiscal».

La contrapartida a este acercamiento CiU-PSC podría ser el desmarque, cada vez más explícito, de ERC. Los republicanos fueron ayer los más vehementes en su empeño en no tocar ni una coma de las conclusiones parlamentarias. Y es que Esquerra da por hecho que el Govern prefiere eldel PSC y la abstención del PPC aun a costa de rebajar planteamientos. El líder independentista, Oriol Junqueras, visiblemente enojado, reiteró que su partido no participará de un modelo ambiguo, e ironizó sobre el documento del PSC por su falta de definición en su enunciado.

POCA UNIDAD / Así pues, hubo poca unidad, más allá de reconocer que Catalunya está mal financiada. Ni un pronunciamiento conjunto, mientras fuera del Palau la prima de riesgo española seguía disparada, la bolsa bajaba en picado y la situación financiera del Estado se tambaleaba. En este sentido, ICV-EUiA no logró que el Govern se comprometiese por escrito a que el pacto fiscal sirva para mejorar las políticas sociales. Tampoco fue escuchada su petición de que, en la próxima cumbre, se invite a los sindicatos y la patronal.