Las propuestas para procurar un futuro a los jóvenes

La campaña de los 'ni-ni'

Es insensato despachar el problema de quienes ni estudian ni trabajan tratándolos de parásitos

La campaña de los 'ni-ni'

La campaña de los 'ni-ni'

JOAQUIM COLL

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Mientras en las dos últimas campañas electorales la problemática sobre la vivienda fue la gran protagonista de las propuestas dirigidas a los jóvenes, ahora el debate público se centra en lo que ya se conoce como la generación ni-ni. Alquilar sigue siendo difícil, pero es cierto que para los jóvenes que ganan un salario digno de tal nombre, emanciparse hoy es algo más fácil. Por un lado, porque los precios han bajado; por otro, porque tienen derecho a la renta básica de emancipación y, finalmente, porque la inversión estructural de las políticas públicas en este terreno ha empezado a ofrecer resultados visibles. Frente a la inacción pública anterior, el Gobierno tripartito ha situado el derecho a la vivienda como una prioridad política. De ello se ha derivado un amplio abanico de actuaciones y medidas, siguiendo unos planes que han tenido un alto grado de cumplimiento. Hoy tenemos en Catalunya un parque público de vivienda que ronda las 29.000 unidades y unas previsiones de incremento muy importantes para los años que vienen. Pero el estallido de la crisis ha obligado a modificar el guión anteriormente previsto por la Conselleria de Medi Ambient i Habitatge, dirigida por ICV-EUiA, y las ayudas se dirigen ahora a atender el elevado número de familias que no pueden hacer frente a la hipoteca o al alquiler del piso.

Que la campaña sitúe ahora bajo uno de sus focos a los otros jóvenes, aquellos que ni se plantean emanciparse, puede ser visto como un consuelo desde el punto de vista de las políticas juveniles. Pero el tema es de una enorme gravedad social. Los ni-ni son un colectivo numeroso, que ni estudia ni trabaja, y que de continuar así va a acabar generando una importante bolsa de marginación. Es insensato despachar el problema calificando a estos jóvenes de simples parásitos, aunque en un tiempo de recursos escasos la controversia en la calle sobre por qué dar prioridad a estos jóvenes, en lugar de a otros colectivos, es inevitable. El debate sobre los ni-ni nos habla de un trozo de la Catalunya real que es palpable en muchos barrios, cuya abstención puede batir un nuevo récord el próximo día 28. Pero el descubrimiento de los ni-ni no es nuevo: la UGT catalana lleva tiempo alertándonos. Una de las noticias más comentadas del pasado verano fue un informe de este sindicato en el que se decía que, desde el 2004, el número de jóvenes que una vez finalizada la ESO no prosigue ningún itinerario formativo, ni tampoco trabaja, había crecido el 134%. Los ni-ni representan hoy casi una cuarta parte del colectivo menor de 25 años, cuando en el 2007 no llegaban al 15%.

Pero más allá de los datos, la polémica se ha encendido por razones de oportunidad política. Se debate una medida piloto, dirigida a 5.000 jóvenes, puesta en marcha a pocas semanas de las elecciones. Frente a la inevitable acusación de electoralismo que han hecho CiU y PP, la consellera Mar Serna alega tres motivos. Primero, la propuesta surgió ya en el pasado debate sobre política económica. Segundo, solo era posible una vez aprobado el nuevo contrato de formación, incluido en la última reforma laboral. Y, tercero, dicha iniciativa no hubiera sido viable sin las empresas, que ahora han empezado a dar síntomas de recuperación y, por tanto, a interesarse por ofrecer ocupación. El Suma't, así se llama el programa, se propone formar, orientar e insertar laboralmente a jóvenes de entre 18 y 24 años, y ha sido elogiado por los expertos como un buen ejemplo de política activa de empleo. No se trata de darles un subsidio, sino de ayudarles de forma personalizada a entrar en el mercado laboral. Pero la polémica tiene una segunda parte, porque el candidato José Montilla ha hecho bandera electoral de los ni-ni y, estableciendo un claro enlace con el programa Suma't, les ha ofrecido algo más: el llamado contrato por el futuro. Se trata de una propuesta dirigida a dos franjas de edad diferenciadas, menores de 25 y menores de 30. A los primeros les ofrece una formación becada y la oportunidad de un crédito salario, siempre a devolver. Y, a los segundos, un crédito durante un máximo de 12 meses durante los cuales los jóvenes se forman y buscan trabajo. Por su parte, el programa electoral de CiU propone recuperar el contrato de aprendizaje de oficios, de carácter no retribuido y sin coste alguno para las empresas, y también habla de reformar el Servei d'Ocupació Català (SOC) con el objetivo de privatizar la intermediación laboral.

Pero las políticas de juventud no se agotan en el triángulo vivienda, formación y empleo, sino que incluyen también la participación, el ocio o el acceso a la información. Por ello es obligado hacer referencia a la aprobación, en el último minuto de la legislatura, de la ley de políticas de juventud, impulsada por ERC. En el sector, muchos han criticado, no solo su retraso, sino también su ambigua redacción, aunque, si se desarrolla con prontitud y ambición, puede que finalmente sea un instrumento útil a favor del tejido asociativo, y de sus consejos de juventud, de los ayuntamientos y de los profesionales que trabajan con jóvenes, que siguen esperando resignadamente la regulación de este sector.

Historiador.