La ANC escoge a Jordi Sànchez como sustituto de Forcadell

Jordi Sànchez, Liz Castro (en el centro) y Forcadell, ayer en Cardona.

Jordi Sànchez, Liz Castro (en el centro) y Forcadell, ayer en Cardona.

XABIER BARRENA/BARCELONA

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Para el lector que se despistó de las vicisitudes de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) hace 15 días y ayer se enteró de la elección de Jordi Sànchez como nuevo presidente, en sustitución de Carme Forcadell, los hechos se habrán desarrollado conforme lo previsto. Pero para aquellos que hayan vivido el día a día de la entidad soberanista no deja de ser una pequeña sorpresa. Sànchez era el nombre que aparecía en boca de todos hace dos semanas, pero en las votaciones de la militancia para elegir a los 75 miembros de la secretaría general, que a su vez escogen al presidente, el actual adjunto al Síndic de Greuges fue el cuarto, muy por detrás de la escritora Liz Castro, que ganó la votación interna.

Durante esta semana, además, los mensajes del entorno de Sànchez sobre su voluntad de tirar la toalla se multiplicaron. En el castillo de Cardona, ayer, el que fuera portavoz de la histórica organización Crida a la Solidaritat obtuvo el apoyo de dos tercios de los 75 representantes de la militancia. La vicepresidencia recayó, tras una segunda votación, en Rosa Alentorn, mientras que Jordi Vilarasau asumirá la secretaría de organización.

De ecléctica trayectoria, que une la militancia independentista con su pertenencia al entorno de ICV, Sànchez es considerado un hombre de consenso y da un perfil social a la Assemblea, que muchos consideran básico para poder acometer el abordaje de la área metropolitana. Se trata de la búsqueda de un giro escocés, como se conoce a la implantación del independentismo en las zonas obreras de esa nación británica, sobre todo por el perfil eminentemente social que dio el SNP (Partido Nacionalista Escocés, en sus siglas en inglés) a la secesión. En esta coordenada cabe entender, por ejemplo, la elección de la avenida de la Merdiana, símbolo de la Barcelona nacida en los 50 y 60, como escenario de la movilización masiva anual el próximo Onze de Setembre.

Precisamente, en sus primeras palabras ya como presidente de la ANC, Sànchez vaticinó que el nuevo equipo «trabajará en una única dirección, y es que el 11 de septiembre próximo nuevamente la sociedad catalana dé una señal inequívoca de que la voluntad democrática es conquistar la libertad y la plena soberanía y construir un Estado propio».

La llegada de Sànchez a la cúpula de la Assemblea fue saludada por propios y ajenos. Entre los primeros, el president Artur Mas, quien se mostró convencido de que el nuevo líder de la ANC seguirá con el «buen trabajo» de la entidad, en un momento en el que «Catalunya se lo juega todo». Sànchez fue firme defensor de la lista unitaria CiU-ERC. El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, desde la distancia ideológica, como él mismo tuvo a bien recordar, reconoció en el exdirigente de la Crida «una persona seria y de diálogo».