Ventana de socorro

Vídeos verticales

ÁNGELES GONZÁLEZ-SINDE

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Cuando se inventaron las cámaras de fotos se optó por el formato horizontal, pues es el que más se acerca a la mirada natural del ser humano. La fotografía seguía el modelo de la pintura que reserva el formato vertical para los retratos de individuos. El cine a su vez copió a la fotografía y pronto evolucionó para buscar una horizontalidad cada vez más envolvente: Cinemascope, Todd-ao, Panavisión y otros formatos reproducen la percepción humana del entorno.

Desde hace unos años esta convención ha saltado por los aires y ahora abundan las grabaciones en vídeo largas y estrechas, es decir, verticales. Son las que hacemos con nuestros móviles. Este fin de semana hemos podido verlas una y otra vez pues son las que los testigos de los atentados de París mayoritariamente han usado.

Saltarse la hegemonía de los formatos profesionales del cine y de la televisión añade un significante importante. El cine es sobre todo lenguaje, contravenir su gramática se convierte en una declaración de intenciones, aunque sea por omisión y sin conciencia de ello, porque toda posición de cámara entraña una decisión moral, nos enseñaban en la escuela de cine.

Las grabaciones de vídeo verticales de quienes desean compartir una experiencia o de los ciudadanos asustados que son testigos de un crimen horrendo, indican una comunicación no mediada, personal, espontánea, aficionada y verdadera. Nos transmiten inmediatez y autenticidad, ausencia de manipulación y adquieren su valor precisamente por estar pobremente hechas. Son lo contrario de los vídeos del Estado Islámico (EI), increíblemente bien encuadrados, iluminados y realizados. Esa perfección es repugnante por la premeditación y el exhibicionismo que denota. Es escalofriante retransmitir al mundo ejecuciones y comunicados de odio y además elaborar así la puesta en escena. Los vídeos verticales este fin de semana nos han hablado de los atentados, pero también de los ciudadanos frágiles y desconcertados que estaban tras la cámara.