El valor del diseño

Me gusta el orden. Soy de esa clase de personas. Admito convivir con el desorden, pero puestos a elegir, prefiero el orden, la claridad, la armonía. Mi casa tiene muebles prácticos y baratos, de esos que monta uno mismo, más algunos heredados de mi abuela o de mi padre, porque también me gusta, en ese orden del que hablo, incluir la memoria. No obstante, nunca tendría una casa minimalista de revista, porque la vida tiende a dejar desparramados por aquí y por allá objetos variopintos y mucha más correspondencia y propaganda de la que pueden tragar nuestros buzones.

Leo la prensa porque en las redacciones los periodistas todos los días ordenan el mundo para mí. Ordenan el caos, la injusticia, la violencia, las desgracias. Las explican y hacen comprensibles para que cada cual actúe y tome decisiones en la medida en que pueda. Es decir, leer la prensa, como ordenar mi casa, siento que me protege. Elijo un periódico sobre otro no solo por la habilidad con la que esos profesionales clasifican, interpretan y organizan los acontecimientos del mundo y las vicisitudes de mis semejantes, sino por los valores y las ideas con que deciden esa propuesta. La maqueta, la apariencia formal, los colores, la tipografía, los tamaños, la disposición en el espacio de las noticias, es expresión esencial de esos valores. EL PERIÓDICO recibió cinco premios europeos de diseño el pasado noviembre y no me sorprendió, porque su equipo de arte todos los días hace la complejidad abarcable y, con su diseño, invita a la lectura como un preceptor respetuoso y afable. Aunque fuera de Catalunya ya sea difícil conseguir un ejemplar en papel, todos los días leo el PDF en mi pantalla porque me es más grato que sean ellos quienes encaminen mi lectura. Hace unos días el diario británico The Independent anunció que deja de sacar edición en papel. Ojalá eso no le pase al diario que prefiero leer, este que tienen ante sí.