Al contrataque

Terceras personas

En el caso del móvil del terrorista de San Bernardino, terceras personas han permitido que Apple y el FBI puedan seguir fingiendo que salen indemnes

Tashfeen Malik y Syed Farook 8 Foto de los investigados tomada en el aeropuerto de Chicago.

Tashfeen Malik y Syed Farook 8 Foto de los investigados tomada en el aeropuerto de Chicago.

MANEL FUENTES

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El FBI logró por fin entrar en el iPhone de Syed Farook, el terrorista que en diciembre mató a 14 personas en San Bernardino, California. Han pasado tres meses desde que el Gobierno de EEUU intentara forzar a Apple a que generara una puerta trasera para su teléfono, ya que de abrirlo sin la contraseña correcta, el sistema de seguridad del iPhone hubiera borrado su contenido. Apple siempre se negó.

Como escribí, el debate fue intenso y muchos se posicionaron a favor de una compañía más que de un gobierno, gracias a capítulos como el de Edward Snowden, que nos enseñó que confiar en Papá Estado era tan inocente como hacerlo en Papá Noel. La NSA tiene el poder y la capacidad de conocerlo todo sin que sepamos nunca qué uso hace de nuestros datos. Las empresas tampoco se libran de las sospechas, pero el contrato que firmamos con ellas tiene más visos de cumplirse que el que oficializamos con nuestros políticos al votarles por un programa que nos aseguran cumplir si salen elegidos. Vamos que por lo menos ante contratos privados tenemos más capacidad de reclamación o defensa.

El caso es que el caso del móvil de Farook se ha desbloqueado, no por orden judicial y claudicación de Apple, ni tampoco porque los expertos del FBI hayan mejorado sus métodos. Por lo que nos han contado, han aparecido «terceras personas». Literal. Lo dijo el 22 de marzo el fiscal federal. Una tercera persona ajena al procedimiento se ofreció a ayudar a los investigadores y hoy el teléfono ya está desbloqueado. Curiosamente, 24 horas antes que las partes se vieran ante un juez para ver quién perdía algo más que la honra.

APLAZAR EL PROBLEMA

Las terceras personas son incómodas, pero a veces resultan sanadoras, útiles y oportunas. Con ellas, han dado con una puerta para el móvil y para el caso, aplazando el problema de fondo para más adelante: ¿Las compañías podrán seguir vendiendo privacidad e intimidad? ¿Los estados podrán violarlo todo a cara descubierta con la excusa de la seguridad?

Las terceras personas nos han evitado que haya jurisprudencia, con lo que las dos partes pueden seguir fingiendo que aquí no ha habido heridos. Pero Apple ha evidenciado públicamente que su sistema de seguridad es vulnerable y el FBI, que si llega a haber sentencia en su contra, no podría echar mano de terceras personas nunca más de manera legal.

Vayan a saber qué ha pasado. A veces, hay parejas que para poner al matrimonio su sal y su pimienta, como diría Sabina, inventan a una tercera y eso les da vidilla. Si ha sido un invento de Apple para evitar un golpe histórico, lo entendería. Y si existe esta persona, le pediría su teléfono al FBI, (el número), y le daría la bienvenida fichándola para la compañía de la manzana. A fin de cuentas, el mordisco más famoso a una manzana lo provocó la tentación.