#ouyeah

Supongo

RISTO MEJIDE

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Supongo. En realidad lo supongo todo. Porque saber, lo que es saber, cada vez sé menos, ojo que no es falsa modestia, es más bien soberbia frustrada y lo que es peor, encima me creo que voy aprendiendo, con lo que al final acabo confundiendo experiencia con sabiduría y la verdad es que así me va.

Supongo. Supongo que hago lo que me gusta, porque si no, estaría haciendo otra cosa. Aunque a veces me encuentre a mí mismo tragando sapos de tamaño copa balón. Aunque en ocasiones reniegue y mordisquee la mano que mece mi cuna y me da de comer. Aunque siempre me olvide del lujo que hoy supone tener trabajo y encima cobrar por él.

Supongo. Supongo que he cumplido cada vez más años y menos promesas. Supongo que se me va la vida en ratos idiotas y me muero esperando vivir, como todos, cosas que nunca importarán demasiado, y también supongo que si hoy fuese mi último día, en realidad me pasaría la jornada dando caza y asesinando a sangre fría a todos aquellos que alguna vez me han preguntado qué haría yo si fuese el último día de mi existencia.

Supongo. Y por suponer, oye que no quede. Supongo que la gente que me quiere lo hace sin interés de ningún tipo. Supongo que no esperan nada a cambio. Y supongo también que me quieren por lo que soy y no por lo que vaya o no vaya a tener. Porque si no lo pensase así, supongo que yo tampoco les podría querer de vuelta. Supongo también que ellos han visto algo en mí digno de su cariño, de su tiempo y atención. Pero tampoco intento preguntárselo demasiado no vaya a ser que empiecen a verme como realmente soy y se den cuenta del percal.

Supongo que ser consciente todo el tiempo es un coñazo. Que tanta intensidad al final satura, y que hay que tirarse un pedo de vez en cuando para recordarse que por muy bien que nos cuidemos por dentro, eso también existe, eso también está.

Supongo siempre un futuro mejor. Y supongo que por eso decidí en su momento ser padre. Quiero suponer y supongo que él ha venido a incrementar la felicidad media de los que ya estábamos desengañados de tanto engañar y casi hasta enfilando la puerta de atrás. Y de momento, así ha sido. Te lo puedo asegurar. Aquí ya no supongo, esto sí lo sé. También sé que él me ha enseñado más cosas en cuatro años de las que yo seré capaz de enseñarle jamás. Eso es cierto. Es dato. Es verdad.

Supongo que estoy obligado a querer a todos los que lleven mi misma sangre. Y que si eso no me ocurre en cada uno de los casos, seré un desalmado, un desarraigado, un pobre infeliz. Y sin embargo me siento bien queriendo sólo a aquellos con los que deseo estar. Debo de ser un psicópata en potencia. Es posible. Pero a veces me siento en familia incluso con gente que me acaban de presentar.

Hablando del tema. Imagino que en cualquier parte hay gente buena y buena gente. Y que no necesariamente coinciden siempre en la misma persona. Ni en el mismo círculo. Ni en la misma clase social. Y supongo que el reto está en saberlos diferenciar antes de que ellos te quieran amar, odiar o ignorar.

Y por ir acabando, supongo que todo esto que te cuento te interesa, aunque sea un poco. Porque si no, no lo habría escrito, no lo habría enviado para ser publicado y no habría intentado secuestrar tu atención pidiendo además como único rescate unos gramos de tu aprobación. Supongo que es una forma como otra cualquiera de decirte que me importas más de lo que jamás seré capaz de aceptar.

Pero todo eso que conste que solo lo supongo.

Ahora ya podemos seguir, que hay que disimular.