Al contrataque

Los superpoderes de Rita

Presumía de su apodo de 'la jefa' y hora dice que eran los subalternos los que manejaban el cotarro

Rita Barberá sale de su domicilio, la semana pasada en València.

Rita Barberá sale de su domicilio, la semana pasada en València.

CRISTINA PARDO

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Rita Barberá era «la mejor», según Rajoy. «La mejor alcaldesa que ha tenido València. Sí, Rita -aseguraba Cospedal-. La mejor». Era el ejemplo a seguir para la madre de Soraya Sáenz de Santamaría. «Si tienes que parecerte a alguien -le decía a su hija-, a esa, a la política de València, a Rita. Esa es la mujer que a mí me gusta». En su ciudad la conocían como 'la jefa' y en su partido la trataban como tal. Pero toda esa pompa que rodea a los líderes más carismáticos, se desinfla en cuanto se plantan a declarar delante de un juez.

Barberá ha comparecido por fin ante el Tribunal Supremo para aclarar si en el ayuntamiento que gobernó durante décadas, su grupo municipal cometió un delito de blanqueo de capitales. Las grabaciones de la policía evidencian que la mayoría de sus concejales ingresaron mil euros para el partido y luego se les devolvió bajo manga la misma cantidad.

Lo que dice Rita es que ella también aportó la pasta, pero no recibió nada a cambio. Además, en su defensa sostiene que nunca supo nada de las cuentas del partido. La culpa, del Comité de Campaña. Es decir, de los subordinados. Es decir, de su número dos para abajo. O sea, que las personas de su confianza que estuvieron con ella durante años -entiendo que porque les consideraba eficaces y leales- urdieron a sus espaldas todo un entramado irregular para financiar los actos públicos en los que era elevada a los altares sin preguntar quién pagaba la fiesta. «Yo me dedicaba a sacar votos», ha zanjado la exalcaldesa.

Bueno. No sé. Me parece increíble. Pero se convierte directamente en una coña marinera desde el momento en el que, en la misma comparecencia judicial en la que Barberá dice desconocer todo lo relacionado con las cuentas, niega expresa y rotundamente que exista «ningún tipo de financiación ilegal» en el PP de València. ¿Cómo lo sabe? ¿Cómo se puede al mismo tiempo no tener ni puñetera idea de las cuentas y garantizar ante el juez que no hay financiación ilegal? ¿Cómo ha conseguido ese milagro de enterarse del presunto blanqueo por la prensa y, sin embargo, conocer al dedillo cómo se financiaba su partido? ¿En qué cabeza cabe ignorar si existió el presunto cobro de comisiones que blanquear después y a la vez estar en condiciones de afirmar que no hubo cobro de comisiones? ¿Qué superpoderes tiene Rita?

UNA COSA DE SUBALTERNOS

Quizá sus problemas judiciales queden en nada. Los expertos no lo descartan en absoluto. Sin embargo, tanto la ignorancia que ella exhibe en su defensa, como las flagrantes contradicciones en las que incurre, son infumables políticamente. Me pregunto por qué presumía tanto de su apodo de 'la jefa', cuando resulta que ahora dice que eran los subalternos los que manejaban el cotarro. Sin más.