La feria del móvil

El 5G y el sueño de la interconexión

La nueva tecnología encarna la madurez de la cuarta revolución industrial

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LILIANA ARROYO

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El 5G marca tendencia. Con el ajetreo del MWC, la mitad de las conversaciones entre estands se refieren a ello. Además, en los Juegos de Pyeongchang han hecho algunas pruebas alucinantes, como la retransmisión inmersiva. O lo que es lo mismo, llegaremos a ver un gol como si fuéramos el escudo en la camiseta de Messi.

En dos años nos podremos descargar una película en dos segundos y en plena calle

La mayoría imaginamos que el 5G es lo que viene detrás del 4G y que irá algo más rápido, pero nos advierten que multiplica por 100 el estándar anterior. Estamos en fase laboratorio, y según la Comisión Europa está planeando el despliegue para el 2020. Lo que significa, por ejemplo, que en dos años nos podremos descargar una película en dos segundos y en plena calle. Asumiendo, claro, que nos encontramos en una gran ciudad y con un flamante móvil. Porque si vivimos en una zona que está aún en el 3G, el despliegue nos va a llegar mucho más tarde. Cómo superar las brechas digitales tiene que estar en las agendas de la industria, de lo contrario aceleraremos las lagunas de desconexión. Y no va solo de películas.

Un paso necesario

El 5G es también el paso necesario para soportar redes de objetos conectados entre ellos, y las cantidades masivas de información que traerán a la cotidianidad el internet de las cosas, los coches autónomos o la realidad virtual. El 5G encarna en sus capacidades la madurez de la cuarta revolución industrial. El sector de las telecomunicaciones se frota las manos porque el futuro está en crear y controlar las infraestructuras capaces de soportar la circulación veloz y extendida de tsunamis de datos.  

Se abre también una oportunidad única para una interconexión radical, basada en lo que llaman el internet descentralizado, que vendría a recuperar los ideales iniciales de libertad y democracia en la red. Hay espacio para crear operadores neutros y que estas infraestructuras no dependan de monopolios. Pongámonos serios, porque el auténtico sueño del 5G debería estar al servicio de la ciudadanía y entender esos datos como bien común.