CÁNONES DE BELLEZA

No es solo (la) moda

El concepto de 'mujer real' indica que un cuerpo que no encaja en los parámetros establecidos es inexistente

Paola Torrente, Miss 'Curvy' ha conseguido el segundo puesto en Miss Italia

Paola Torrente, Miss 'Curvy' ha conseguido el segundo puesto en Miss Italia / periodico

MARTA ROQUETA

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‘Gordofobia’ es, según Magdalena Piñeyro, una de las dinamizadoras de la página de Facebook Stop Gordofobia, “la discriminación estructural en las sociedades occidentales que excluye, ridiculiza y patologiza a las personas que no cumplimos los patrones estéticos impuestos de la delgadez”.

La ‘gordofobia’ no solo se manifiesta en ataques físicos o verbales. Es también pensar que la persona gorda lo es porque lleva un estilo de vida insalubre. En otros casos, la exclusión se manifiesta cuando la persona, de forma habitual, tiene dificultades para encontrar ropa de su talla.

Las experiencias y el marco teórico del activismo ‘plus-size’ y el movimiento ‘curvy’ son fundamentales para avanzar en la deconstrucción del imaginario social que cimienta la ‘gordofobia’. Visibilizar otros cuerpos y debatir cómo se representan tiene consecuencias en nuestra percepción de lo aceptable y reconfigura la noción de lo que consensuamos como un cuerpo bello. La deconstrucción debe realizarse en varios frentes, desde el simbólico al más cotidiano, y toda la sociedad debe participar. 

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Teniendo en cuenta que la objetivación de la mujer persiste en la publicidad o en los medios de comunicación, la mujer ‘curvy’ corre el riesgo de convertirse en un canon estéticocanon estético, con todos los problemas que se derivan de ello.

La primera es su constitución como bien de consumo estandarizado. Igual que las críticas al cuerpo de la actriz Keyra Knightley ejemplifican que no todos los cuerpos delgados son aceptados como ideal estético, las representaciones de las mujeres ‘curvy’ en la moda y en la publicidad parecen indicar que no toda mujer gorda vale para serlo. Ni en términos físicos, ya que existe una tendencia a la figura del reloj de arena o a las tallas grandes de pecho, ni en lo que a la performatividad de género se refiere, ya que se representa bajo los parámetros del ideal femenino.

TRAS LA 'NORMALIDAD'

La mujer con curvas suele definirse como ‘normal’, una etiqueta que perpetúa nuestra objetivación porque una parte de nosotras, el físico, sigue definiéndonos en nuestra totalidad. La etiqueta excluye a mujeres con cuerpos no habituales, sea porque son ‘trans’, porque su raza no es la mayoritaria allí donde viven o porque tienen diversidad funcional. El concepto de ‘mujer real’ acarrea una gran violencia simbólica, al indicar que una mujer con un cuerpo que no encaja en los parámetros de lo considerado real es, en cierto modo, inexistente. Este concepto, además, traslada la patologización del cuerpo gordo al delgado, al negarle la capacidad de existir por sí mismo, sin un defecto que lo justifique.

Tanto activistas ‘plus-size’, gordas o ‘curvy’ como feministas que no forman parte de estos círculos son conscientes de estas trampas que, por un lado, crean variantes de un producto, la mujer, que sigue estando moldeado para satisfacer las necesidades de un consumidor masculino heterosexual y que, por el otro, alimentan la confrontación entre mujeres, al seguir creando y jerarquizando variantes de ‘nosotras’ y ‘ellas’. O, como nos llaman ahora, de ‘flaquipochas’ y ‘gordibuenas’.