Editorial

Un Sant Jordi para la esperanza

El Gremi de Llibreters ratifica el cambio de tendencia en el primer trimestre con un positivo avance en las ventas

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Todas las previsiones optimistas se cumplieron ayer en la diada. La primera, y la importante para el sector editorial, fue la recuperación en las ventas -ya evidenciada en el 2014 tras un quinquenio marcado por la crisis- y en la línea de la tendencia mostrada el primer trimestre de este año. El cambio resultó apreciable, según el Gremi de Llibreters de Catalunya, por esta curva ascendente en varios meses y no solo centrada en Sant Jordi, como el año pasado. No significa, ni mucho menos, que el sector ahuyente fantasmas y demonios, como demuestra el plan de choque que ha presentado al Gobierno. El reto, tan básico como difícil de cumplir, es combatir el bajo nivel de lectura y frenar las descargas ilegales.

La fiesta de Sant Jordi, mientras, mantiene sus constantes vitales y este año contó además con la presencia de un auténtico dream team de autores internacionales, los más sorprendidos por el fervoroso seguimiento popular. Ken Follett, James Ellroy, John Banville, Philip Kerr, Frederick Forsyth y Petros Markaris fueron estrellas invitadas de una jornada que consagró a los escritores de casa entre las preferencias de los compradores. La lista provisional del Gremi de Llibreters situó en el podio de ficción en castellano a María Dueñas, David Trueba y Arturo Pérez-Reverte. En la catalana, el ranking estuvo liderado por Xavier Bosch, Sílvia Soler y Albert EspinosaEl tesorero, el nuevo Mortadelo de IbáñezMortadelo, también gozó de grandes preferencias en ambos idiomas. El apartado de no ficción quedó, lógicamente, definido por tendencias muy actuales -el procés y la gastronomía-, con Xavier Sala Martín y su ensayo És l'hora dels adéus? Grandes platos para todos los días, con los consejos del chef Jordi Cruz. El propio Gremi apuntó el aumento de ventas de libros sobre el futuro de Catalunya, aunque la diada tuvo un perfil político más bajo que en años recientes, síntoma quizá del desgaste que vive el procés.La segunda previsión acertada fue la de un día soleado que ayudó a colapsar el centro de las ciudades catalanas. Sant Jordi se vive, sobre todo y lógicamente en Barcelona, como una manifestación cívica singular y entusiasta que provoca el elogio de los autores foráneos presentes. «Es una de las maravillas del mundo». Esta frase del historiador británico Paul Preston es el mejor eslogan para la gran la fiesta del libro y de la rosa.