Robots

Explicar el mundo a los hijos no es fácil. Contestar técnicamente a sus preguntas resulta fatigoso ya que los de letras a duras penas podemos explicar por qué vuelan los aviones, cómo se redistribuye la riqueza o a dónde vamos cuando morimos. Creo que por más pequeños que sean, se dan cuenta enseguida de nuestra impericia, y aunque en principio parecen aceptar cualquier teoría, ellos ya saben que a la que profundizan patinamos más que los de Disney On Ice. Ya nos pasaba con nuestros padres, y aunque veíamos los tomos de la enciclopedia en el comedor como garantía de que el saber estaba en casa, crecimos asumiendo que en el saber familiar había ángulos muertos.

Ahora con internet esto podría quedar atenuado, pero justo cuando todo podrían ser facilidades para entender nuestro mundo, el drama reside hoy en que ahora ese mundo nos lo han cambiado. ¿Cómo contarles lo que aún no se atreven a preguntar?

Ante el pasotismo y pataleo infantil o preadolescente, las autoridades paternas nos vendían la cantinela de que si queríamos ser hombres y mujeres de provecho, debíamos estudiar. Esforzarnos. Era el camino para un buen trabajo, ganar un dinero y salir adelante. Nunca fue cierto del todo, pero quien más quien menos hallaba cobijo en el mundo.

Hoy, la tasa de paro en España supera el 20%. La revolución tecnológica ha fulminado miles de puestos de trabajo y allí donde los indicadores macroeconómicos hablan de crecimiento, lo que no hay es empleo o redistribución. WhatsApp se vendió por miles de millones, pero solo tiene 45 empleados. En España un tercio de la población está en riesgo de exclusión social. Para muchos tener un empleo no significa que no sean pobres. Y como publicó EL PERIÓDICO, un tercio de los asalariados cobran menos de 650 euros al mes.

INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Resulta difícil explicarle a un niño porque sube o baja la bolsa, pero sobretodo resulta doloroso explicarle porque bajan salarios o prestaciones sociales, o qué pueden hacer realmente los políticos que elegimos. Tampoco les sabemos explicar qué es el Club Bildelberg, la Trilateral o quiénes ni qué deciden en Davos. Este año, en este foro económico presentaron un informe anunciando que para el 2020 la inteligencia artificial y los autómatas destruirán otros cinco millones de empleos.

Frente a las grandes revoluciones industriales siempre nos endosan el argumento de que primero se destruye empleo pero luego hay nuevos mercados. Y entonces me acuerdo de la enciclopedia, que no dejaba de señalar que tras las grandes revoluciones industriales lo que venían eran revoluciones sociales y guerras. Si te pregunta tu hijo cómo se ganará la vida, respira hondo. La humanidad no es la tendencia que viene. Ser artificial o autómata es lo que se lleva. Hasta que digamos basta.