Los jueves, economía

De riesgos y más riesgos

El temor a la recesión tras el 'brexit' toma cuerpo pese a las medidas que adoptará el Bank of England

ilustracion  de leonard  beard

ilustracion de leonard beard / periodico

JOSEP OLIVER ALONSO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El 'brexit' ha desencadenado la emergencia de nuevos riesgos, algunos ya conocidos de crisis pasadas y otros específicamente derivados de la decisión británica. El FMI ha advertido de la aparición de una nueva tipología, la de la ingobernabilidad, derivado del colapso del sistema de partidos británico, el caos de las dimisiones de unos y otros y las incertidumbres sobre cómo desembocará un nuevo acuerdo con la Unión Europea. Y no es solo la dimisión de los tres principales portavoces de la separación: Boris Johnson, Michael Gove -su compañero del Partido Conservador que le apartó de la lucha por el liderato-, y Nigel Farage, el líder del partido antinmigración UKIP. Es también la posible ruptura de la Gran Bretaña: con la presidente de Escocia Nicola Sturgeon avanzando un más que posible nuevo referéndum de independencia, y el Sinn Fein de Martin McGuinnes, en Irlanda del Norte, posicionándose también en esta línea si las fronteras entre las dos partes de Irlanda se alzan de nuevo.

Añadan a ello el reconocimiento del canciller del Exchequer, George Osborne, de ausencia de un plan B ante la eventualidad de una posible salida de la UE. Y, por último, y aunque Theresa May se ha alzado con el liderato de la Gran Bretaña, ¿qué quiere decir su proclamación de que 'brexit' significa 'brexit'? Aunque todos cierran filas tras ella, los tres objetivos que se ha marcado (gestionar la salida, unificar el país y reducir los excesos del capitalismo) parecen tan importantes y tan difíciles de conseguir que recuerdan las grandes declaraciones políticas sin contenido real.

Además, ya ha advertido que no activará el dichoso artículo 50 antes del 2016 y no ha dejado claro en absoluto cómo se van a articular las negociaciones con la UE. Como pueden ver, un lío muy poco británico, pero lío al fin y al cabo. El riesgo de la ingobernabilidad.

EL SECTOR INMOBILIARIO

Para tener la pintura completa, añadan el corralito de seis fondos de inversión en el sector inmobiliario. De golpe, sus partícipes se han encontrado con que la promesa de recuperar el valor de sus participaciones en dinero constante y sonante, simplemente no se puede cumplir. Y la solución ha tenido que ser el inevitable cierre de sus puertas, y el mediterráneo 'motto' de 'vuelva usted mañana' a los que pedían su dinero.

En la prensa británica se han alzado voces airadas, exigiendo un cambio en la legislación de unos fondos que invierten en propiedades ilíquidas, pero garantizan la liquidez de sus participaciones. ¡Vivir para ver! Además, sea cual sea el futuro de ese corralito, el inevitable corolario del pánico generado es la necesidad de recuperar liquidez, es decir, vender activos en el mercado, con lo que los precios de las propiedades inmobiliarias deberán caer y añadir más tensiones.

Además, con un sistema fiscal que genera un tercio de sus ingresos en Londres, y con los nubarrones que se ciernen sobre la capital tanto en el sector inmobiliario como en el financiero, se vislumbran problemas para unas finanzas públicas ya estresadas. Por no hablar de una balanza por cuenta corriente que presenta uno de los déficits más elevados entre los países avanzados, con lo que la caída de la libra esterlina, a valores no vistos desde hace más de 30 años, puede provocar nuevas salidas de fondos, tan necesitados para financiar este déficit. Aunque cabe esperar que el Bank of England de Mark Carney actúe esta semana, reduciendo los tipos de interés y aplicando otras medidas para sostener la economía, los temores a la recesión van tomando cuerpo.

INCERTIDUMBRE ECONÓMICA

Por si todo lo anterior fuera poco, el FMI acaba de advertir de las negativas consecuencias del 'brexit' sobre el crecimiento de la economía del área del euro, y presionando para que se adopte un rápido y generoso acuerdo con Gran Bretaña. El riesgo de la incertidumbre tiene importancia. Porque al posponer decisiones de gasto de empresas y familias, que no ven con claridad el futuro, pueden acabar conduciendo el país a la recesión. Autocumpliéndose de esta forma la profecía. Y, para más inri, las finanzas públicas no tienen mucho margen de impulso fiscal. Añadan, pues, al riesgo de la ingobernabilidad el de la incertidumbre que todo este panorama genera.

La suma de esas nuevas situaciones cristaliza en un viejo conocido nuestro: aumento de la aversión al riesgo. Que es otra forma de decir que hay que vender activos que dan más rendimiento, pero son más arriesgados, y comprar aquellos considerados valores-refugio. Es decir, activos en yenes, dólares, francos suizos y, en el euro, deuda alemana y holandesa. No es casual que, con la excepción de EEUU, en el resto de esos países los tipos de interés de la deuda pública negativos (pagar para comprarla) son ya la norma. Lo dicho, riesgos y más riesgos. Como la vida misma.