La crisis socialista después de la derrota electoral

La refundación del PSC

Los resultados han abierto un espacio de izquierda nacional que no dependa para nada del PSOE

La refundación del PSC_MEDIA_2

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XAVIER BRU DE SALA

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¿Por qué una derrota tan contundente? Una cosa es darse un topetazo, y la otra, estrellarse. La pregunta es: ¿el PSC ha sufrido un golpe que se puede reparar, aunque con dificultades, o bien hay que diagnosticarle siniestro total? La respuesta equivocada es la primera, la del aparato, la del PSOE. Pero haríamos mal si menospreciáramos la fuerza de los equivocados. Una de las leyes generales de la política, que ni Maquiavelo ni Murphy descubrieron, relaciona el tamaño con las consecuencias de los errores. Cuanto mayor, más te puedes permitir equivocarte.

Si eres un tanque, y el PSC es un tanque convertido en tanqueta, el golpe que te estrelle tiene que ser muy fuerte. Una moto, en cambio, va al suelo enseguida. Visto esto, mi peritaje es claro y contundente: siniestro total. Como no lo asumen, como tienen miedo de la sombra de Pallach, como mandan en Nicaragua y son súbditos de Ferraz, se disponen a reparar. A reparar y disimular la gravedad.

Ahora revisEmos la trayectoria que ha llevado al batacazo fatal. El primer tripartito consiguió aprobar el Estatut, si bien con final discordante. La lógica política, y la de país, aconsejaban continuidad, en la perspectiva de acabar el camino de la reforma del autogobierno. La fuerza que no tenía Maragall la ejercería su sucesor. Desplegar el Estatut y defenderlo. Los primeros beneficiarios de las mejoras fueron los menos favorecidos. El PSOE se plegaría a las demandas de Montilla. Sobre el papel, estupendo. ¿Era esto un error? Se tiene que alucinar para tergiversar hasta el punto de creérselo. Riesgos había, pero una cosa que tenemos que aprender todos juntos es a no tener miedo de equivocarnos y después rectificar.

Incluso ahora hay que reafirmar que la apuesta era la correcta. ¿Ha salido al revés? Sí, pero era la mejor, de largo. El ciclo estatutario lo tenían que completar los que lo habían iniciado, aunque acabaran como han acabado, en la uci. Imaginemos por un momento que la sentencia hubiera sido favorable. ¡Qué final más diferente! Pues si no lo fue, la primera y principal culpa es del PSOE y la izquierda intelectual y mediática de Madrid, sometida psicológicamente a la España del PP. Como en el dominó, cayó la primera ficha, la ficha de Zapatero. Marcha atrás, concesión a la histeria, error histórico, ¡patam! Montilla, la segunda ficha, podía saltar a un lado y plantarse, pero no se movió y ha caído. La tercera ficha, Puigcercós -o Carod, también y quizá más, y mejor los dos- tendría que haber puesto al presidente en la siguiente disyuntiva: «O te plantas o te planto». No se movieron ni piaron. También ha caído ERC. La cuarta ficha, ICV, solo ha recibido de rebote porque en esta batalla siempre se ha puesto de canto, y le da lo mismo que sea la crucial para Catalunya.

Establecida la secuencia, la única que explica los resultados, hay que fijarse con más detalle en el último tramo antes del impacto. A partir de la sentencia, el catalanismo se bifurca. Las vías, hasta entonces paralelas, empiezan a divergir. Una hacia la sumisión; la otra, hacia el soberanismo.

El president Montilla hizo toda la fuerza (la que no había hecho de cara al PSOE) para impedirlo. Después, un saltito hacia la sumisión. Puigcercós saltó a la otra vía y, en vez de explicar hechos y posiciones, y de asumir consecuencias, se perdió de vista 10 kilómetros allá.

Las erosiones de la credibilidad son irreparables, tanto para este PSC como para esta ERC. Por mucho que lo intenten impedir, los resultados han abierto un espacio de izquierda nacional que no dependa para nada de Ferraz. Y cuanto más se alejen los dos de esta centralidad, más evidente será el vacío. Opino que ninguno de los dos está en condiciones de llenarlo, pero, por mucho que intenten taparlo a distancia, el espacio es demasiado grande. O van y se instalan con todas las de la ley, o lo llenarán otros. CiU es usufructuaria de una pequeña porción de este espacio y por eso gobernará Mas.

El 28-N ha dejado claro que no se puede repicar en Catalunya e ir a la procesión española. Esto vale para todos, empezando por CiU, pero ahora afecta de manera especial al PSC. El PSC ha perdido hasta la camisa y ahora tiene que optar. Si se decanta hacia el catalanismo, Ciutadans y el PP esperarán, uno a cada lado, con la red tendida. Si sigue la lógica política de los antiguos capitanes, habrá bloque antisoberanista con el PP. Si se queda en medio, se hundirá del todo. Las dos vías de la bifurcación se separan de forma inexorable. Si Catalunya se decanta por una, con inteligencia y sensatez, paso a paso y hasta donde convenga, la otra quedará muy disminuida.

Ahora se inicia un nuevo ciclo en la vida política y nacional catalana. En pésimas condiciones económicas, pero con renovadas y esperamos que no efímeras condiciones para el enderezamiento. Se equivoca quien piense que todo seguirá igual. Se equivoca quien no parta de los nuevos parámetros. Esto es así porque la bifurcación es social, no de partido. Si el PSC no se refunda, sufrirá y hará sufrir. Escritor.