Presupuestos con cartel electoral

España ha presentado unos presupuestos sin garantía de ser aprobados, pero que pasarán el filtro de Bruselas y serán el mejor programa electoral del PSOE

Las ministras Montero, Celáa y Calviño.

Las ministras Montero, Celáa y Calviño. / periodico

Olga Grau

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Las cuentas anuales de un Gobierno son el principal y más potente instrumento para hacer política y diseñar una estrategia atendiendo a las necesidades de la coyuntura económica y social de un país. Sin presupuestos, un Ejecutivo de cualquier color languidece a la espera de elecciones sin capacidad de poder aplicar su programa político y su ideología.

Los presupuestos generales del Estado del 2019 presentados por las ministras de Economía y Hacienda Nadia Calviño y María Jesús Montero han sido elaborados sin el obligado visto bueno del Congreso a la senda del déficit, por primera vez en la historia, y no cuentan con los apoyos políticos necesarios para salir adelante en su tramitación parlamentaria, que debería concluir en el primer trimestre del 2019. 

El Gobierno sabe que la aprobación de estas cuentas es muy difícil, cuando no imposible, con la oposición frontal del PP (134 diputados) y Ciudadanos (32) frente a la alianza del PSOE (84) y Podemos (67). Haría falta que los independentistas catalanes del PDCAT y ERC dieran su apoyo, lo que no va a ocurrir sin un gesto del Gobierno con los políticos presos catalanes. Y en este asunto espinoso, cuando se cumple un año de prisión preventiva de los Jordis, el Gobierno no puede dejar de repetir que tiene las manos atadas por la separación de poderes.

Consciente de su debilidad, el Ejecutivo cuenta con dos bazas en esta partida política. La primera es que Calviño, con experiencia dilatada en Bruselas, se ha asegurado que las cuentas pasarán el escrutinio de Bruselas, sobre todo ahora que Italia es el nuevo factor de inestabilidad de Europa. No es poca cosa contar con el respaldo de la Comisión Europea tras años de recibir toques de atención constantes por parte del Ejecutivo comunitario.

La segunda baza será la gran campaña de propaganda que hará el Gobierno a cuenta de los presupuestos. Las cuentas en sí mismas son el perfecto programa electoral para el PSOE y Podemos de cara a los comicios que en los próximos meses se disputarán en España. Sánchez afeará a Albert Rivera que no apoye unos presupuestos avalados por la CE y que cuentan con medidas que los naranjas defendían como la subida de las pensiones. 

Los presupuestos del Gobierno son expansivos y por primera vez plantean revertir los recortes de la crisis de la que ahora se cumple una década. Nadie puede discutir que la senda de déficit que ha negociado España con Bruselas mejora el marco que elaboró el PP, con el apoyo de Ciudadanos. Así que, preparense, ese será el mantra que repetirá el PSOE sin cesar en las próximas semanas.

Frente a las presiones de su entorno para que convoque ya elecciones, Pedro Sánchez prefiere agotar las posibilidades de aprobar las cuentas y de exprimir la potencia política de las mismas. La clave la dio María Jesús Montero, más política que Calviño, en la rueda de prensa de presentación de las cuentas: "Apoyar los presupuestos, no es apoyar al Gobierno, es apostar por las políticas sociales". Todo un cartel electoral.