La rueda

Por un acoso legal y elegante

CARLES SANS

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Hace unos días la Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza (Faeteda) presentó los resultados de un estudio sobre las consecuencias de la subida de 13 puntos del IVA cultural. Los datos para el teatro y la danza son desoladores: en poco más de un trimestre se han perdido más de 1,8 millones de espectadores, el 33% de la temporada pasada, y se ha despedido a 600 personas que trabajaban directamente en el sector. En la industria todo son caras largas, y existe la convicción de que esta nefasta iniciativa no contribuye, en absoluto, a recaudar más para Hacienda, sino todo lo contrario. Pero el Ejecutivo continúa en sus trece y no retira la decisión. Y es que en este país parece imposible que aquellos que gobiernan rectifiquen como se hizo en Holanda, donde se retiró la norma al comprobar que suponía un perjuicio para el sector. Aquí, de momento se mantiene y se ratifica aunque la industria se descalabre, y es que al parecer en España, para algunos, lo de rectificar no es de sabios sino de cobardes.

Así las cosas, no habrá más remedio que movilizarse, pero que nadie se alarme: no voy a proponer el acoso frente al domicilio de ningún político, al menos no de la manera que se entiende como escrache; la mía es una idea más elegante, y se basa en aplicar las normas de El Cobrador del Frac, aquel oficio basado en visitar a un deudor en su casa o en su oficina con el objeto de humillarle y conseguir así que liquide sus deudas. Propongo que aquellos actores, productores y bailarines que no estén dados de alta de autónomos lo hagan y seguidamente se vistan de cobradores del frac, desempeñando por unos días una profesión que ampara el acoso legal. Así, sin ser tan mal vistos como los que practican el escrache, señalaríamos con la chistera a aquellos políticos que piensan que lo del 21% de IVA es bueno para la Cultura y para España.