La pesca del bacalao, Rajoy y otras urgencias

El efecto mariposa, una parte de la teoría del caos, sostiene que "el batir de las alas de una mariposa puede provocar un tornado al otro lado del mundo". También lo afirma un proverbio chino milenario: "El aleteo de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo". Cuando era joven, Michael Gove, ministro de Justicia británico y aspirante a primer ministro, contempló cómo se hundía el negocio de pesca de bacalao de su padre. Su familia culpó a la Unión Europea y, desde entonces, fue un eurófobo que, algo emboscado, hizo carrera como amigo David Cameron. Un día, Cameron debió observar algo que no le gustaba, en julio de 2014 lo destituyó como ministro y lo envío de portavoz parlamentario a Westminster. Gove, en el cambio,  perdió la mitad de su salario gubernamental -150.000 libras- y su mujer, Sarah Vine, una especie de lady Macbeth moderna, juró vengarse de Cameron, aunque luego volvió a nombrar a su marido a ministro de Justicia. Gove, cuyo odio a Europa se remonta al bacalao paterno, ha sido decisivo en la victoria del Brexit y ahora, tras traicionar también a Boris Johnson, quiere vivir en el 10 de Downing Street.

Rajoy, contra pronóstico, ganó las elecciones con más ventaja de la esperada. Hay coincidencia de que el voto del miedo a Unidos Podemos y su revolución-ajuste de cuentas influyó, pero la cita con las urnas también llegó en un momento en el que las cosas, a pesar de todo, van mejor en España. En el primer semestre del año se han vendido 623.234 coches, un 12,2% más que en el mismo periodo del año anterior. Es el mayor aumento desde 2008. Y no es una excepción. En junio, el paro bajó en 124.349 personas, la segunda mayor caída del desempleo de la historia en ese mes, solo tras la de 2013. Además, el consumo privado crece desde hace meses. Los votantes, además del miedo a los podemitas, también sufren, aunque no lo adviertan, el efecto mariposa y con una situación algo mejor prefieren huir de aventuras inciertas.

La mejoría económica no oculta los enormes problemas que hay que acometer con urgencia, que un Gobierno. Hay dos asuntos que reclaman atención inmediata y que son temas de Estado: las pensiones y la financiación autonómica. El Gobierno ha tenido que volver a recurrir al Fondo de las Pensiones para pagar la extra de verano a los pensionistas. Lo grave no es que use ese dinero, sino que el sistema de pensiones -por el envejecimiento de la población- tendrá un déficit de 17.300 millones de euros este año y, si no se hace algo con urgencia, irá a más. Una bomba de relojería, como la financiación autonómica, por mucho malabarismo que haya hecho Cristóbal Montoro. Y las dos juntas -pensiones y financiación autonómica- pueden hacer estallar todo por los aires, mientras Unidos-Podemos acaricia recuperar en la calle lo que no logró en las urnas. España y sus problemas esperan un Gobierno, a ser posible sin traidores como Gove y sin ladys Macbeth, aunque, claro, nadie puede controlar los efectos del aleteo de una mariposa o de la pesca del bacalao y, sobre todo, de la del poder.