La entrevista con pedro erquicia, Periodista

Pedro Erquicia: "No tengo estado mental de jubilado"

Creador de Informe Semanal, corresponsal en Estados Unidos, fundador de Telemadrid y director de Documentos TV. Tras 43 años en Televisión Española, se jubila.

Pedro Erquicia.

Pedro Erquicia.

HELENA GARCÍA MELERO

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--¿Cómo está viviendo la jubilación?

--Sigo teniendo ganas de hacer cosas con el tempo que dan la experiencia y la edad. No tengo estado mental de jubilado. Y físicamente estoy magnífico, como puede ver.

--Lo veo. Pero, ¿cómo es aquel día en que uno se levanta y ya no tiene que ir a trabajar?

--Pues como coincidió con un fin de semana de puente, lo único que sucedió fue que no tuve que pensar en guiones. Y me gusta vivir esta sensación de desconexión tras 43 años intensos. Es bueno poder tomar distancia y perspectiva de la vida, y descansar un poco mentalmente. Todavía no tengo mono de tele. Y espero no tenerlo.

--Su mochila profesional está cargada de hechos históricos.

--En 43 años he hecho historias de todo tipo. Y en muchas ocasiones te das cuenta de lo que aquello ha significado cuando ha pasado. Pero sí, hay una serie de puntos referenciales, como el 23-F o el asalto a la embajada española de Guatemala.

--Hábleme de su 23-F.

--Estaba en televisión y me llamaron a control central. Cuando ví las imágenes, pensé que era una función que estaban grabando en un estudio. Y cuando me dijeron: "No, no, esto es la señal del Congreso", no me lo podía creer. Son imágenes que no se me borran de la materia gris.

--Y luego grabó el mensaje del Rey.

--Sí, el mensaje, en singular, porque se grabó un único mensaje, aunque en dos tomas. Luego se dijo que se habían grabado dos mensajes del monarca, pero no fue así.

--Eso era cuando TVE era la televisión

--Hoy es mucho más complicado. En el caso de TVE, no solo por el expediente de regulación de empleo que está en marcha y que supone la perdida de un patrimonio muy importante en personas, sino porque la televisión pública en general, y la española en particular, se va a enfrentar a un momento muy difícil, sobre todo por los cambios de mercado y tecnológicos.

--La juventud gana a la experiencia en la batalla laboral.

--Yo pensaba que los conocimientos que se van adquiriendo a lo largo de una vida profesional eran muy importantes, pero este ERE demuestra que no es así.

--En lo tecnológico, ¿preparado para la era digital?

--Ese es un gran reto. La fecha del 3 abril del 2010, cuando se ponga en marcha, ése es el gran miedo de mucha gente, la gran apuesta de otra y el gran riesgo de todos. Pero será bueno que la gente pueda ver en la tele lo que más le guste. Ahora, los programas no se llaman programas, se llaman productos. Es perverso cómo se ha pasado de la creación al mercado.

--Un mercado regido por las audiencias.

--Sí, y no soy adicto a ellas, pero son como una espada de Damocles. Yo siempre digo que si no es entretenido, ningún programa --da igual que sea un reality que una serie o un informativo-- interesará a la gente. Siempre que he puesto en marcha un documental he aconsejado que sea entretenido, que no frívolo, que no es lo mismo.

--¿Ha sido víctima de las audiencias?

--Desde hace unos meses, la cláusula que se incluye en los contratos, por la cual, si no se logra el mínimo de audiencia, el programa se cierra, se ha introducido en programas de reportajes y documentales. Y eso puede ser el principio de su final.

--¿Ha utilizado alguna vez la cámara oculta?

--Una vez en Informe semanal, para un reportaje sobre el expolio de obras de arte en España, con el fin de lograr el testimonio de un coleccionista que desvelaba cómo llegaba a acuerdos para encontrar determinadas obras para su colección. Fue una secuencia corta que no llegó a los 20 segundos. Era la única manera de denunciar que aquello existía. Pero no me gusta su uso.

--¿Por qué?

--Porque ha pasado de ser un instrumento que usas en un momento determinado a ser un formato de narración.

--No puedo terminar sin preguntarle por la cena.

--Pues estuvimos cenando por aquí, pero no recuerdo cómo se llamaba el restaurante.

--No disimule... Le estoy preguntando por la famosa cena donde se conocieron el príncipe y Letizia.

--¿No se da por respondida?

--¡Nooo!

--Pues aquella fue una cena con unos amigos que se reunieron en mi casa, y lo pasamos muy bien.

--Ya, pero se convirtió en una cena con consecuencias históricas. ¿No me contará ni si fue el príncipe quien se lo pidió o qué cenaron?

--Hace un magnífico día.