DOS MIRADAS

Oro para el niño

EMMA RIVEROLA

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Un niño toma el diario de ayer. Su madre le observa pasar las páginas. Tuerce el gesto al ver la mirada infantil detenerse ante el rostro del asesino de Arizona o en las instantáneas de los dos franceses ejecutados por Al Qaeda en Níger. Tampoco le parecen muy aleccionadoras las informaciones sobre los vertidos de petróleo en Tarragona, la fuga de capitales, las dioxinas en los piensos o el conductor que mató a un peatón y se dio a la fuga en su Porsche. La mujer tiembla ante el inexorable avance de su hijo haciaBelén Estebany su potorro. Pero no, el niño se detiene mucho antes. Despliega el suplemento de Deportes y se centra enXavi, IniestayMessi. La madre sonríe con alivio.

Al final, el Balón de Oro ha sido paraMessi. Pero, en realidad, tanto daba. A este equipo, además de los triunfos deportivos y la alegría desbordante e irracional de millares de culés, cabe agradecerle el haber ofrecido a los padres ejemplos de carne y hueso para la pedagogía de uso casero. Porque esos bajitos del Barça, a pesar de ser ricos y admirados, se esfuerzan en transmitir los valores del esfuerzo, la humildad y la generosidad. Una curiosa especie a proteger en el triste páramo de los famosos, donde reinan los mezquinos pavos reales televisivos.

El niño admira las fotos de sus ídolos y la madre aprovecha para colar un elogio a la cultura del esfuerzo. Una pequeña ración de oro para el hijo.