Dos miradas

La neumonía

Mujer y enfermedad puede ser una combinación letal para las aspiraciones de Hillary Clinton. Los estereotipos se unen a los rumores y dan aliento a Donald Trump

LA 'ZONA CERO' Clinton, con gafas oscuras, sigue los actos por el 11-S.

LA 'ZONA CERO' Clinton, con gafas oscuras, sigue los actos por el 11-S.

EMMA RIVEROLA

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Los escarceos amorosos de John F. Kennedy alimentaron su imagen juvenil y pletórica de energía. Pero es más que probable que su brío sexual brotara de las inyecciones de testosterona con las que combatía su falta de adrenalina, causada por la enfermedad de Addison. Testosterona, cortisona, antiespasmódicos, antibióticos, antihistamínicos, estimulantes, barbitúricos, gammaglobulina y metadona formaban parte de su cóctel habitual para tratar múltiples males: devastadores dolores de espalda, permanente inflamación de colón, infección de orina, alergias, depresiones… En la carrera por la presidencia en 1960, el equipo de Johnson desveló que JFK padecía la enfermedad de Adisson. Por supuesto, fue desmentido categóricamente.

La debilidad no vende en política. Un candidato siempre debe sonreír y destilar una energía inagotable. Basta recordar el episodio protagonizado por el presidente George W. Bush cuando vomitó sobre la falda del primer ministro de Japón en un banquete. Medio mundo se mofó del incidente y debilitó extraordinariamente su imagen. Y eso que no existía Twitter… Una supuesta neumonía causó un desmayo a Hillary Clinton en la 'zona cero'. Su salud ha sido un tema recurrente en la campaña. Mujer y enfermedad puede ser una combinación letal para sus aspiraciones. Los estereotipos se unen a los rumores y dan aliento a Donald Trump. Nunca una neumonía había sido tan relevante para el mundo.